jueves, 16 de marzo de 2006

POR LA DIGNIFICACIÓN DE NUESTROS PUEBLOS

En lo que hoy llamamos América Latina o Indoamérica existieron pueblos inteligentes, creativos y de gran capacidad productiva.

Casi todos los arqueólogos, antropólogos, paleontólogos, filólogos, etc. reconocen que hubo en esta parte del mundo verdaderas organizaciones nacionales, con lengua y cultura que les permitía existir en condiciones de justicia y equidad, con normas, valores y patrones de comportamiento que daban solidez a sus instituciones generalmente teocráticas.

Sin embargo tales formaciones nacionales evolucionaron hacia estructuras complejas denominadas reinos e imperios, como los de los aztecas, mayas, chibchas, inkas, aimaras, tehuelches, tupi- guaranis, etc., hasta que ocurrió el “descubrimiento” de América en 1492, y de allí lo demás, la colonia, las luchas de independencia y la constitución de las repúblicas latinoamericanas, iberoamericanas o indoamericanas, según los pareceres y preferencias.




Bien haríamos los peruanos (y porque no los demás hombres y mujeres de la región) en rescatar las auténticas raíces de nuestra nacionalidad y admirarlas por lo que fueron capaces de crear y de legarnos, como los alimentos que hoy comemos, domesticados y cultivados por esas culturas, por esos imperios y reinos. El maíz, por ejemplo, era una gramínea que florecía, pero no daba grano.




Fueron los genetistas preincas quienes lograron que produjera el choclo o el elote, la mazorca y sus distintas variedades de maíz, allí en el Valle de la Convención, en el Departamento del Cusco.




Como el maíz, la papa, la yuca, el camote y otros tubérculos menores, así también frutas tan deliciosas como la chirimoya, la guayaba, la guanábana, y otros productos vegetales, que tienen lugar preferente en los mercados y cuyos cultivos se han extendido a otras regiones del planeta.

Don Germán Arciniegas, diplomático, político y escritor colombiano“El Americanista”, con insistencia argumental rechazó el euro centrismo, que pregonaba sus contribuciones a la cultura de nuestros países. En sus réplicas hizo un recuento histórico de las aportaciones indoamericanas al desarrollo y bienestar de los europeos, cuando estos vivían tiempos de pobreza, que el oro y la plata de América solventaron con creces, cuando los europeos vivían largas temporadas de hambrunas, fueron las papas, el maíz y otras leguminosas las que los salvaron de morir.

A este respecto dijo que uno no puede imaginar en Europa una comida sin papas, sin tomate, sin maíz, sin frijoles y finalmente hasta sin tabaco.

Como sería una pizza, unas pastas o unos tallarines sin tomate, una tortilla española sin papa o una polenta del norte italiano sin maíz. Y con la llegada de la quinina y tantas plantas medicinales la medicina se enriquece y amplía sus conocimientos.

Arciniegas nos recuerda que es tiempo de que consideremos un poco las mutuas influencias entre el Nuevo Mundo y el Viejo Mundo. Se habla mucho de la influencia de Europa en la formación de América y muy poco de la influencia de América en la formación de Europa.

Germán Arciniegas íntimo amigo de Víctor Raúl Haya de la Torre, fue hermano de lucha e ideales. Rescató el valor de los avances matemáticos de los Mayas, de los conocimientos astronómicos y cronométricos de los Inkas, de las artes textiles y de la orfebrería indoamericanas y del mestizaje de los estilos arquitectónicos que muestran las iglesias de los edificios de la colonia.

Arciniegas era un sereno, pero firme defensor de la causa Americanista, en pago a su diario vivir con la historia de los pueblos Indoamericanos

El profesor italiano Antonio Melis catedrático de la Universidad de Siena en una de sus conferencias de historia sostiene que mucho hay que aprender de los Incas, de su sistema comunitario, del respeto al medio ambiente, etc. Además en el imperio no proliferaron las armas ni los sistemas bélicos. El Imperio de los Incas contaba con expertos biólogos, ingenieros, agricultores que cultivaron la tierra hasta los cinco mil metros de altura, las plagas las combatían con métodos naturales. Pero la mayor conquista es que no hubo un muerto de hambre en el Imperio, no tuvo hambrientos.

A diferencia de los Incas, dice Antonio Melis en occidente tenemos una cultura de muerte con millones y millones de hambrientos, (por eso de que el que más tiene más quiere). Estamos destruyendo el planeta con el abuso de plaguicidas, pesticidas etc. y las emisiones de gases venenosos de las fábricas, de los vehículos motorizados que no sólo contaminan sino que son instrumentos de muerte en las carreteras.

¿Porqué no aprender de las grandes civilizaciones?, se pregunta Melis.


Señalamos otros importantes logros de nuestros ante pasados. Para el desarrollo agrícola y pecuario, al mismo tiempo que para la subsistencia de la población, fue necesario crear infraestructura hidráulica y diversas técnicas de utilización del suelo, sin dejar de mencionar el florecimiento de la minería y la fundición de metales para fines santuarios y utilitarios.

Científicos como el Barón von Humboldt, reconocieron la tradición creativa de los indoamericanos, hasta antes de la conquista y aún después.

En tiempos de la colonia, era frecuente escuchar frases como “vale un Perú”, “vale un Potosí”, “No estamos en Jauja”etc.hasta que Humboldt expresó, a oídos de los peruanos

“El Perú es un mendigo sentado en un banco de oro”, e igual llamada de atención les hizo a los mexicanos, para que explotaran sus riquezas potenciales.

Entonces ¿Qué ha pasado? Simplemente que quienes proclamaron las independencias de nuestros países fueron los criollos para emanciparse de las obligaciones con la corona española. Era la moda de los siglos XVIII y XIX, atizar la guerra contra los dominios peninsulares. Desde entonces los criollos, mejor ubicados en la sociedad, dueños de grandes territorios y de poblaciones, se arrogaron privilegios, cuyos descendientes se resisten a abandonar.

Pecaríamos de injustos sí pusiéramos en un mismo casillero, a los criollos con vocación de casta dictatorial y a aquellos otros, que con apellidos y pergaminos de nobleza, tanto en el Perú como en otras partes de América Latina han formado vanguardia con los sectores populares para abrir cause a la vida democrática de sus pueblos.


No es nada gracioso reconocer que el Perú ha sido uno de los países más agraviados por los regímenes de dictadura, incluso hasta un extranjero pisoteó su dignidad y la proclamada integridad de sus instituciones tutelares. Hoy padecemos las consecuencias y hacemos cuentas de los latrocinios y de los lastres de la corrupción.


Hoy, cuando el pueblo ya salió de las sombras y de la semiclandestinidad en que sumieron Montesinos y Fujimori o al revés, nos preocupa que las ansias de protagonismo que se expresa en la cantidad de postulantes a la Presidencia y al Parlamento, echen a perder la oportunidad de empezar la gran y complicada tarea de transformar al Perú. Si todavía es tiempo bien harían los dirigentes de los partidos políticos, de las organizaciones sociales, de los sindicatos, de los sectores empresariales, de las universidades, etc., en trabajar a favor de un gran compromiso: crear el Frente de Gobierno para cuando menos, unas dos décadas y postular en las próximas elecciones una lista de candidatos de unidad nacional

Sólo así honraremos la memoria de nuestro Maestro Víctor Raúl Haya de la Torre, que enseñó con el ejemplo lo que es hacer política de la buena para la forja de una conciencia ética y moral en todo tiempo y lugar. Y lo ético y moral es no repetir formas y maneras vergonzantes de gobernar. Por lo demás, ¿que diferencia habría con lo que criticamos?

La tentación anda suelta y por allí dicen que “en política vale todo”, Usted, ¿Qué opina?


Ricardo F. Ñique Cornelio





Escrito por Ricardo Nique Cornelio a las 22:16 Comentarios (0)
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