miércoles, 30 de septiembre de 2009

RAFAEL ALBERTI

RAFAEL ALBERTI: Los españoles no podemos olvidar la generosa acogida y recibimiento que nos dieron los pueblos de América Latina en los trágicos y dolorosos momentos de la emigración. Esos pueblos hermanos nos abrieron sus puertas de par en par.
México, y todos los pueblos de América Latina nos dieron de todo, y nosotros éramos unos españoles profundos, que sentimos a América como una nueva fraternidad por eso lo digo y lo repito, como tantos miles de españoles, para mí América está dentro de mi corazón, dentro de mi vida, del proceso de nuestros años.

Yo estuve en México hace muchos años, mucho antes que la emigración política española del año 39, en el año 35, en momentos que estaba Lázaro Cárdenas. En esa época había sucedido en España la revolución de los mineros asturianos y era una España con una tremenda represión, pues habían muerto más de cinco mil obreros. En esos momentos nosotros fuimos representando al Socorro Rojo Internacional, para recoger dinero para las víctimas de la Revolución de octubre. Fuimos a Norteamérica, y a Cuba, donde había una represión grande, en la época de Gerardo Machado y luego fuimos a parar a México, donde permanecimos un año, mi mujer María Teresa y yo.

En México sacamos mucho dinero para la ayuda de los obreros asturianos, hemos publicado nuestros libros en México, hemos conocido a los grandes pintores mexicanos, he tenido una gran amistad con Siqueiros, que hizo una exposición en Florencia en 1976, y que yo he ido con mucho orgullo a representar, conocí a Orozco y al discutido Diego Rivera, a todos los escritores mexicanos, a todos aquellos que han ido creando la gran cultura mexicana internacional conocida de todos.

Tengo un gran recuerdo de México, no he estado en la época de la emigración de los republicanos españoles, (ya se que todos están muy agradecidos a México) y creo que cuando vaya a España, (1977), me uniré a aquel coro de españoles, que tienen un gran agradecimiento a la República mexicana que se ha portado tan bien, más de lo que esperaban los republicanos españoles que hicieron la guerra contra el fascismo español, que estamos en este momento discutiendo, deslindando y luchando para que esto acabe.

Los españoles, de acuerdo con los mexicanos, han creado tantas cosas estupendas, esa migración ha sido muy positiva, han hecho grandes revistas, grandes editoriales, han ido obreros especializados, han intervenido en todas las industrias tanto que hoy esta gente, como ha pasado tanto tiempo del régimen franquista, son gente que en México, tiene hijos, nietos que seguramente no volverán a España, muchos si volverán, seguramente, para ver la España de sus padres que están ansiosos de volver a ella, pero que ya esa España para ellos no tiene el mismo sentido que para nosotros en vísperas de volver.
Son mexicanos, son descendientes de aquellos mismos españoles que llegaron como soldados en la época de la llamada conquista y son españoles que seguramente no volverán jamás y si vuelven irán a ver la tierra de sus abuelos con la emoción que supone esto.

Yo he llegado a Roma en 1963, después de Argentina, estoy más de 14 años. Aquí en Roma he encontrado otra patria, lo digo de verdad puesto que una de las patrias grandes es América Latina, que para un español es “una casa grande, llena de voces y llena de ecos, llena de resonancias iguales a la de su casa solariega”. En América Latina para un emigrado político no es tan grave, porque el emigrado político que va a Alemania, a Francia o a Inglaterra, cuando llega a esos países, uno se encuentra bloqueado por la lengua que lo oprime, que lo circunda, (como pasó en nuestro gremio), al final uno no puede hacer nada sino es traducido. Por eso repito, los españoles tenemos que estar muy agradecidos a América, esa patria grande que es para un español solidaridad y respeto, sobre todo hospitalidad a toda prueba. Espero que mis compatriotas lo entiendan y respeten a los latinoamericanos que estuvieron a nuestro lado, a su gente generosa.

Yo salí de España cuando tenía 34, 35 años. Este momento del retorno a España me causa un gran estupor, una gran inquietud, pero al mismo tiempo una gran ilusión.
Cada día que amanece el sol, quiere decir que un nuevo día empieza, cada día camino con la gente que trae nuevas cosas. “Yo no quiero envejecer no por no querer sino porque yo me siento una persona dinámica, una persona que biológicamente cada mañana que sale el sol se siente nuevo. No quiero envejecer para nada, no quiero morir diciendo la gente ya se murió ese viejo que nos jodió tanto tiempo, (se ríe), este joven que estuvo con nosotros, que tenía el pelo cano pero que vino aquí para convivir con nosotros, para tener más o menos la misma edad que nosotros”





El gobierno de México abrió la mano de una manera grande, llegaron más de treinta mil españoles a los que se les dio la nacionalidad y son los españoles que están regresando a España, en este momento que la República de México tiene relaciones, cosa que se comprende perfectamente en un plano político, y estas relaciones con los gobiernos de esta España de ahora que están camino de ser, de crear un futuro diferente.

Yo estoy sentado en esta habitación, en este sofá de la Vía Garibaldi, de Roma, que nos alberga desde hace tantos años y que estoy aquí y daré el salto para cualquier otra silla de Madrid, desde donde partirá nuestra vida nueva hacia una España futura, hacia una España democrática, hacia una España libre, hacia una España de libertad que tantos españoles de dentro y de fuera la estamos deseando.

Les doy las gracias a ustedes amigos mexicanos, peruanos, latinoamericanos, a los que quiero tanto, que tanto conozco, que siempre están tan gentiles con nosotros de venir a vernos para ver cual es nuestro pensamiento hacia aquella América que hemos conocido durante tantos años.

Por Ricardo Ñique Cornelio
(De la entrevista del 18 de abril de 1977, en Roma)

LOS COLOQUIOS CULTURALES

LOS COLOQUIOS CULTURALES DE VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE, (2000- 2009)


La finalidad de los Coloquios, es llevar a nuestros compañeros, compañeras y amigos lecciones de historia, filosofía, de arte, de ciencia, y un profundo estudio del pensamiento político y la doctrina del Fundador del APRA.
Lo que interesa es un nuevo mensaje integrador de Indoamérica, que responda a su auténtica realidad mestiza, lo que debe ser reconocida por España, en pago a su inversionismo imperialista tanto o más brutal de lo que se pudiera identificar en otras épocas y escenarios de la historia.




América Latina se ve más amenazada por el imperialismo económico, el neocolonialismo, y las transnacionales, cada vez más voraces y peligrosos que comprometen el proceso de integración de los pueblos de Indoamérica.
Debemos retomar la doctrina y el mensaje de Víctor Raúl Haya de la Torre y contrastarlos con las tendencias actuales como la globalización, el neoliberalismo y la adopción de una “Tercera Vía”, para América Latina, metas en la construcción de una sociedad libre y democrática.

Nuestras riquezas naturales y nuestra soberanía nacional están más amenazadas y no podemos cruzarnos de brazos. Es más urgente convocar a los demás pueblos latinoamericanos a militar en el frente de la gran transformación de nuestro Pueblo Continente, a fin de gravitar con voz y presencia propias en los debates de los acontecimientos mundiales.

Todos están mirando a América Latina como una segunda oportunidad de conquista. Nos preocupa la presencia de bases militares imperialistas con el pretexto de combatir el narcotráfico y el terrorismo, tropelías y argucias imperialistas, que los latinoamericanos conocemos muy bien, porque los gringos “pierden el pelo, pero no la maña”.

Tenemos gobiernos fantoches que no sólo acatan los dictados del FMI y del Banco Mundial, sino que prometen que serán fieles seguidores del dogma neoliberal. Esos malabaristas del quehacer político en nada se diferencian del chino Fujimori, de Toledo, de García, de Uribe, se yerguen ante el débil y se agachan ante el fuerte.
Para salir del enanismo político que caracteriza a nuestros gobernantes, tenemos que insuflar un nuevo espíritu de superación en las nuevas generaciones encargadas del relevo de aquellos liderazgos fracasados.

Hoy cuando es evidente, por inocultable, que el modelo “neoliberal”, ha fracasado, a la luz de los resultados, no hay propósito de enmienda en la conciencia de quienes manejan las instituciones financieras internacionales.
Nadie podrá contradecirnos de que en líneas generales América Latina ha sido saqueada y obligada a endeudarse para mantenerla como tributaria del Sistema Financiero Internacional. Alan García Pérez, en otra de sus majaderías traidoras, dice que Haya de la Torre se pronunció por la economía de mercado, tremenda desfachatez y todo por vestirse de marioneta al servicio del imperialismo capitalista y de las transnacionales.

Los miles de hambrientos y pobres del mundo deben a estas distorsiones de los conceptos originales de Política y Economía la existencia de un mundo dividido, entre ricos muy ricos, que son minoría y pobres muy pobres, que son abrumadora mayoría.
VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE insistió en la lucha por las tres democracias: la económica, la social y la política, como metas en la construcción de una sociedad libre en la que no se aceptará el pan sin libertad, ni la libertad sin pan, porque ambas son injustas, que reducen la dignidad de las personas y degradan la calidad de vida de los pueblos.

Hace más de cuarenta años, los más destacados economistas advirtieron el fracaso de las políticas neoliberales, al proponer a contra sentido, que “El objetivo de la política de desarrollo debe ser la lucha contra la pobreza, más que el crecimiento económico”, lo saben muy bien esos caudillos.
Agregaban que “era necesario reducir las desigualdades mediante la redistribución del ingreso”.Por nuestra parte afirmamos que la herramienta idónea para hacer posible la lucha contra la pobreza y asegurar una sana distribución del ingreso, es la adopción de políticas que favorezcan el pleno empleo, con justas retribuciones y beneficios sociales.

En este sentido no hay que tenerle miedo al “mote” de caer en políticas populistas. El tema de la educación debe ser objetivo primordial en los países pobres y nada es más justo y productivo que invertir no menos del 8 por ciento del producto nacional para mejorar y actualizar la calidad de la educación. El desarrollo del campo tiene que ser considerado como un asunto revolucionario en el cambio estructural, debe ser el detonante del desarrollo y en la lucha contra toda forma de dependencia, especialmente si se trata de darle al pueblo una alimentación adecuada, que eleve su calidad de vida.

¿Porque es urgente una política de integración Latinoamericana?

Haya de la Torre decía que sí los 20 estados latino o Indoaméricanos unieran sus esfuerzos, sus economías y su dirección política dinamizando sus insuperables recursos, y dinamizando su enorme espacio de 20 millones de kilómetros cuadrados, elevando el nivel de vida y de productividad de sus 185 millones de habitantes- que serán entre 600 y 900 dentro de 42 años- una nueva fuerza protagonista estaría a ejercer influencia decisiva en el drama del mundo. Este no puede ser dividido en “dos zonas de influencia”, sujetas a los sendos patronazgos imperiales de las dos super armadas potencias dueñas de la energía nuclear que hoy prevalecen en el mundo. Es perentorio organizar una fuerza político- económica de compensación y equilibrio para garantizar una organización política mundial basada en el concierto democrático de todas las agrupaciones continentales.

“Ningún pueblo, ni el árabe, ni el hindú, ni el resto de Asia, ni África, que hoy trata de confederarse, podrán cumplir la misión histórica de América Latina, sí sus políticos dejan de ser eso, políticos que viven al día, y se convierten en estadistas con visión del futuro, capaces de orientar y conducir a sus pueblos hacia su verdadera liberación, seguridad y decisiva influencia en los asuntos mundiales”.

Prédica permanente, incesante, fue la de Víctor Raúl Haya de la Torre, tanto en los claustros académicos más prestigiosos de América y del mundo, como en plazas públicas ante estremecidas y frenéticas multitudes.

Y en históricas etapas, desde las catacumbas de la resistencia heroica, desde su “Incahuasi” legendario, desde la prisión y el exilio, su mensaje análisis sereno a la luz de la ciencia, fue constante orientación, acicate de fe y reafirmación de esperanza.
Junto a su verbo señalando rumbos y exaltando responsabilidades, estuvo su conducta, expresión ética y moral de toda su vida ejemplarizante.

Pedimos la democratización de nuestro Partido Aprista Peruano, y no podemos entender democracia sin la participación de las bases del APRA, de abajo hacia arriba, y no desde arriba, desde las “cúpulas”.

Nuestro país vive un momento político muy delicado por la actitud de una “cúpula” ilegal de traidores, oportunistas, que llegaron de varias vertientes, como el velasquismo, belaundismo y la derecha. Una “cúpula” que jamás consultó al pueblo y a sus bases distritales, provinciales y regionales, que toma el nombre de nuestro glorioso partido, fundado por Víctor Raúl Haya de la Torre, un partido que aparece sumido por la prepotencia de la derecha neoliberal, del imperialismo capitalista, que ofende la memoria de quienes dieron su vida por el ideal aprista; nuestros gloriosos Mártires, y la de su Fundador Víctor Raúl Haya de la Torre.
¿Cómo piensan participar en la democratización del Perú, si previamente no se democratiza el instrumento de ese proceso?
Estamos en la obligación de enseñar a las nuevas generaciones, que nadie hará nada por nosotros, por nuestro bienestar, que no seamos nosotros y nuestros pueblos en conjunción de capacidades y posibilidades de acción.
Que el fraude y la corrupción, que la mentira y el engaño no sean prácticas de poder, que nos empeñemos en alcanzar formas de vida dentro de la democracia participativa, plural e influyente, sustentadora del Estado de Derecho y posibilitadora del desarrollo de personas y naciones.
Que estamos convencidos que la democracia integral es un proceso de mejora continua y no un producto terminado.

Tenemos que reconstruir el Perú, pero al mismo tiempo hay que convocar a los demás pueblos latinoamericanos a militar en el frente de la gran transformación de nuestro Pueblo Continente, a fin de gravitar con voz y presencia propias en los debates de los acontecimientos mundiales, porque somos habitantes del mismo planeta y navegantes de la misma nave.

Escritores como Germán Arciniegas, Miguel Ángel Asturias, Julio Cortázar y muchos más hablaron de Víctor Raúl Haya de la Torre como el latinoamericano que trajo a su generación, el hábito de la lectura, de pensar con dimensión continental, porque interpretó el mensaje bolivariano, de 1824, de la necesidad de unir a toda Indoamérica, porque de otra manera “el caos os va a destruir”.
Desde 1928, su obra EL ANTIIMPERIALISMO Y EL APRA, continúa como testimonio de su percepción del futuro de esta parte del mundo.

Hoy cuando todos los “globalizadores”, ven la ineludible necesidad de logar este objetivo, con fines de dominación colonial y de tener un mayor mercado de mano de obra barata y de materias primas menospreciadas, pero vendidas en mercados Spot a precios elevados, se olvidan o pretenden olvidar al paladín de este proceso, porque Haya de la Torre no habló de integración económica, sino también de integración social y política en busca de resolver el problema o los problemas del desequilibrio en la relación América del Norte y los países Centro y Sudamericanos.

A los compañeros y compañeras decimos, que Víctor Raúl Haya de la Torre, ha comenzado su andadura, ahora es más actual, su vigencia y su mensaje lo consagran como el hombre de la integración de los pueblos de América Latina o Indioamérica: el soñado Pueblo Continente.


Por Ricardo Ñique Cornelio


DON VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE
En la norteña Ciudad de Trujillo, en el norte del Perú, un joven inquieto, hijo de una familia de origen peninsular, dedicó gran parte de su tiempo a estudiar a los clásicos y de esa manera descubrió su vocación de maestro, a la que se aferró para mejor cumplir su misión de sembrador de ideas e inquietudes revolucionarias.

VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE, nació en Trujillo, el 22 de febrero de 1895 y falleció en Lima el 2 de agosto de 1979, ligado en línea recta con esclarecidos linajes españoles, resultó ser el más destacado intelectual y político de su tiempo, quien insistió con pasión de “luchador sin tregua” en la necesidad de integrar a los países de América Latina, en un solo bloque, en una gran nación continental, capaz de autodeterminarse y tener voz propia en los debates de las cuestiones mundiales.

Su sensibilidad humana y profundamente cristiana lo llevó a hacer del rescate y dignificación de los indígenas, una de sus mayores preocupaciones. El tema indígena no lo circunscribía a la necesidad de llevar acabo la gran transformación de estos, sino también de todos los sectores pobres y marginados del Perú y del resto de América Latina, para que se incorporaran, mediante la educación a la producción y al consumo.

Decía que los países indoamericanos no podían alcanzar el pleno desarrollo económico, social y político en tanto subsistieran los tremendos desequilibrios estructurales, de minorías plutocráticas y de grandes masas depauperadas.
De allí la importancia que él asignaba a la educación tanto para abrir las entendederas de los privilegiados, como para elevar el estado de conciencia de los pobres y marginados, en el afán común de adoptar la democracia como forma de vida basada en el cotidiano ejercicio de facultades y obligaciones inherentes al Estado de Derecho.

Allí donde el ideario aprista tuvo vigencia nacieron y crecieron vigorosos movimientos sindicales, cooperativistas y políticos que mucho ayudaron a la democratización de esta parte del mundo. Tales organizaciones tuvieron presencia activa dentro y fuera de sus respectivos países.
El Pueblo Continente que el soñó, no sería jamás un bloque de naciones grandes y pequeñas para guerrear contra potencia alguna, más sí para defender y hacer valer su soberanía ante la voracidad del Imperialismo. Y aclaraba:”Nuestra lucha es contra todo tipo de imperialismos y contra el imperialismo de cualquier clase”.

Nadie como Víctor Raúl Haya de la Torre ha merecido reconocimientos de tan alta significación como la de ser “el peruano que nos enseñó a pensar en dimensión continental”, porque su prédica unionista, emancipadora y revolucionaria, convocaba a los pueblos “indoamericanos” a asumir el reto de su auténtica liberación. Proponía un frente único de clases medias y populares de trabajadores manuales e intelectuales para llevar acabo la gran transformación política, económica y social de nuestros pueblos”.

Con todo vigor de sus años de juventud, fue el impulsor de la Reforma Universitaria, a partir del histórico “Grito de Córdoba”, de 1919 allá en la señera Universidad de Córdoba, Argentina. Fue fiel cumplidor del compromiso de democratizar el saber, a través de las Universidades Populares abiertas al deseo de superación de obreros y campesinos.
El hecho culminante de su peregrinar por América Latina, fue la Fundación de la Alianza Popular Revolucionaria Americana, APRA ocurrida en la Ciudad de México, el 7 de mayo de 1924, que recogió muchas de las motivaciones autonomistas de la Revolución Mexicana.
Había llegado a México expulsado por la dictadura de Augusto B. Leguía. El estuvo acompañado por destacadas figuras de la intelectualidad y del quehacer político de ese país, hizo entrega de la bandera de la Integración Latinoamericana, que había diseñado el pintor Diego Rivera, el grande entre los grandes pintores de México Nuevo. Esta bandera fue entregada a los estudiantes mexicanos simbólicamente en las manos del Presidente de su Federación, el entonces joven Adolfo López Mateos, que años más tarde sería Presidente de su país.

Víctor Raúl, no se detuvo ante los más grandes obstáculos de la época, ni ante la brutalidad de las fuerzas militares y policiales de las dictaduras. Se mantuvo activo en su compromiso de ser fiel a su apostolado revolucionario y así pudo crear filiales del movimiento “aprista” en la mayoría de países latinoamericanos.
Ya en los años de su venerable ancianidad fue elegido Presidente de la Asamblea Constituyente del Perú, que elaboró la Constitución Política de 1979, cuyo texto final firmó en su lecho de dolor.
Lo anecdótico de su paso por la administración pública, es que como Presidente de la Asamblea constituyente se impuso el sueldo de UN SOL (moneda equivalente a menos de un dólar estadounidense). Jamás quiso el puesto para medrar sino para servir a su pueblo. Y nosotros, insistimos que los congresistas y los políticos sepan el contenido de este su mensaje dialéctico y filosófico, pero sobre todo de honradez y transparencia.
Haya de la Torre ganó tres veces el derecho a gobernar su país con el voto mayoritario del pueblo peruano, pero el fraude y la cerrazón castrense y los intereses colonizadores del capitalismo transnacional se lo impidieron.

Después de casi medio siglo de ácido odio contra Víctor Raúl, inculcado a las Fuerzas Armadas por la derecha recalcitrante, el Gobierno Militar decidió saldar por fin la cuenta histórica que tenía con este ilustre ideólogo.
Una comisión de generales lo visitó en su residencia, horas antes de su muerte y le impuso la Orden del Sol, la más alta condecoración que otorga el Estado Peruano. Fue el epílogo del drama vivido por todo un pueblo, que tuvo mucho de tragedia, en la que hay que destacar la hidalguía de su principal protagonista.

Gran parte del mundo expresó su dolor y consternación al conocer la noticia de la muerte de Víctor Raúl Haya de la Torre, ocurrida en Lima, el 2 de agosto de 1979, de personalidades latinoamericanas llegaron mensajes de pésame y desde la Europa Nórdica y Occidental, desde Israel donde era admirado y querido por los discípulos de Ben Gurión y Golda Meier, Anwar El Sadat, Presidente de Egipto y desde Asia, etc. llegaron mensajes de condolencias a la Casa del Pueblo, sede de su Partido, en Lima.

Atacado, aborrecido, difamado, insultado y vilipendiado por las fuerzas represivas de su país, siempre estuvo dispuesto a perdonar y a la reconciliación, en aras de hacer un frente común para conquistar y afirmar la democracia por el ejercicio irrestricto de la soberanía popular y la vigencia de garantías constitucionales que regularan y estimularan el desarrollo económico, social y político. De allí el lema de su partido:
“PAN, PAZ Y LIBERTAD” y su exigencia de “NI LIBERTAD SIN PAN, NI PAN SIN LIBERTAD”

Por Ricardo F. Ñique Cornelio

Leer y dar a leer

2009 AÑO DEL RESCATE DE NUESTRO PARTIDO APRISTA PERUANO Y DE DESAGRAVIO POR LA TRAICIÓN Y OFENSA A LA MEMORIA DE NUESTRO MAESTRO VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE Y DE NUESTROS MÁRTIRES.
“Leer y dar a leer”
Era la consigna de Víctor Raúl a los compañeros, cuando nos remitía sus artículos con temas interesantes. El nunca descuidó la comunicación con nosotros, aún cuando se encontraba fuera del país o impedido para dirigir los Coloquios en la Casa del Pueblo.

Ese interés de Haya de la Torre, pocos lo entendieron y no supieron valorar su trabajo y los gastos que le ocasionaban envíos y cartas por correo, costeados con su peculio. El mismo preparaba un libro o una carta para enviarlos. Cuando lo conocí en Roma, en 1958, no tenía auto, no disponía ni de secretario ni de una asistente que lo ayudara. Víctor Raúl tuvo una vida austera pero decente, propia de los grandes hombres

Esto que les estoy contando tiene que ver con los advenedizos y adulones que se hacen pasar por compañeros apristas y están con la “cúpula” ilegal, alanista, y traidora.
Me refiero a los del llamado Comité sub regional, los del Consejo de Consulta y los del Comando de Acción. A ellos, en más de una ocasión les entregué boletines de nuestros Coloquios del Ateneo de Madrid. No los leen, se los guardan y no los hacen circular.

Víctor Raúl cumplía siempre con los encargos y otro tanto esperaba de los demás. Una tarde, en su casa, mientras examinaba su correspondencia se disgustó porque ciertos compañeros no contestaron sus cartas. El Maestro se preguntó: ¿que es esto?, no contestan mis cartas, no cumplen con mis encargos ¡Hay que civilizarse!, exclamó...

¿Que habría dicho de gente como Mauricio Mulder, Jorge del Castillo que nunca nos contestaron, a los compañeros de la Célula Aprista “Víctor Raúl Haya de la Torre”, de Madrid?, y lo mismo Armando Villanueva del Campo. Ellos nunca respondieron, y eso que algunas cartas se las enviamos con acuse de recibo. Pero, Armando fue más grosero cuando le recordé que mis tres cartas certificadas no tuvieron respuesta, disgustado me dijo, yo nunca respondo las cartas.





Decía, que Víctor Raúl no tenía movilidad personal, vivía como un estudiante, usaba el autobús o el taxi, y en 1960 cuando viajó a Holanda Manuel Seoane entonces el embajador del Perú en ese país le obligó a comprarse un automóvil; “Tienes que comprarte un auto porque lo necesitas” le dijo y, obligado por su hermano Manolo, aceptó el consejo. Por fin Haya se compró un Opel Record, de color beige claro, pero a condición de pagarlo a plazos, mediante letras cada mes.
La última la pagó antes de lo previsto, yo lo acompañé al Correo Central de Roma, para que despachara el giro telegráfico. Cuando salimos del edificio estaba muy contento, me dijo: qué bien, ¡ahora tengo auto propio! Así era Víctor Raúl, un hombre justo que nunca defraudó, respetuoso de la palabra empeñada y sobre todo un caballero.

Otro pasaje de su vida en Roma es este. En Lima, en enero de 1962 Jorge Idiáquez preparaba el regreso del Jefe al Perú (era cuestión de días), pidió a los compañeros Víctor Nureña, “Ratón”, a Carretón Colina y a Felipe Anicama que le acompañaran, pero el dinero era lo más difícil de conseguir. Ellos no se perdieron de ánimo, apostaron en una “polla hípica” y ganaron una buena suma. Esto que les cuento parece de fábula. En Roma, me contaron que presentían les iba a tocar. Fuimos a comprar el boleto y besándolo expresamos nuestro deseo: ¡Viejito ayúdanos, haz el milagro, para ir a verte!, y el milagro se cumplió, los tres ganaron 30 mil dólares. Víctor Raúl escuchaba muy emocionado, me llamó a un lado mientras preparaba de comer en la cocina, y me dijo: ¿ves como el partido hace milagros?, le dije, sí, pero el santo se llama Víctor Raúl.
Esta y otras anécdotas aparecerán en mi libro “La intimidad de Haya de la Torre”

Habíamos iniciado el mes de febrero de 1962 y Haya de la Torre preparaba su viaje de regreso al Perú, sus libros y sus enseres personales ya estaban en embalajes especiales para el embarque, no así su automóvil. En esos días sus amigos fueron a despedirse, el abogado penalista Jorge Morales Arnau y Javier Silva Ruete, ambos regresarían al Perú a finales de febrero. El “gordo” Silva muy amablemente le dijo, Víctor Raúl sí tiene algo que enviar al Perú cuente conmigo, aún tengo mucho espacio disponible en el barco, y sorprendido Haya le contestó, se lo agradezco, pero el problema es mi Opel Record a lo que el gordo Silva replicó: Víctor Raúl, no se preocupe, se lo llevo junto con el mío, pues me dan la posibilidad de llevar hasta dos coches.
En Lima, rifaron el Opel y el dinero obtenido fue a los Comedores Populares. Estoy enterado que un chofer del Callao es el dueño del auto y no sabe que posee una reliquia.

Una tarde, Jorge Morales Arnau, democristiano, le preguntó por su salud; Doctor, con todo lo que ha sufrido, destierros, prisión, perseguido, odiado, y con su vida en peligro, ¿sufre del corazón?, Víctor Raúl le contestó, se lo agradezco, pero felizmente me siento muy bien. Claro, hay personas que te desean la muerte, y eso te alarga la vida, pero yo no me acuerdo de mis adversarios. Es cuestión de mentalizarse, nunca detenerse en cosas negativas sin sentido, porque te hacen más daño.
Finalmente, doctor Haya de la Torre ¿usted es consciente que la historia le ha reservado un pedestal por todo el bien que ha hecho al Perú, a nuestro pueblo, incluso a costo de su propia vida, y que sus páginas lo cubrirán de gloria? Sí, pero cuando los huesos no hablen, respondió sonriente Víctor Raúl.

Pasará mucho tiempo, talvez un siglo, para tener entre nosotros a un hombre como Víctor Raúl Haya de la Torre porque nadie hasta ahora como él ha entregado su vida en la lucha por la justicia social y por el pan con libertad para su pueblo. No sólo vivió pobre y murió pobre como los grandes personajes de la historia, sino que el nunca incursionó en el campo de la política para servirse o vivir de la política sino la política como medio para servir al pueblo. Y así fue durante toda su existencia.

Ya es hora que los traidores del aprismo, los oportunistas y los corruptos formen su propio partido, eso que tenían preparado, el “Alan Perú”, y no sigan usando el buen nombre del APRA, fundado por Víctor Raúl Haya de la Torre
Alan García lo ha pisoteado todo, ese 52% de los votos que lo llevaron a la presidencia no eran votos apristas, eran de la derecha recalcitrante, de los fujimoristas, de los montesinistas, floresnanianos, velasquistas y otras hierbas.

¿Pregunte usted cuando le consultaron al pueblo, o sí alguna vez le pidieron su consentimiento a los militantes apristas? Por estas y otras razones nunca estaremos con Alan García Pérez y menos con esa “cúpula” de ilegales, de mediocres y traidores.
Todo su afán era llegar al poder, como sea, para convertirse en el líder de la derecha para acabar con el aprismo, mediante las tropelías del imperialismo que tanto combatió contra Haya de la Torre y su doctrina. Alan García Pérez y la “cúpula” ilegal dejan el campo abierto a las multinacionales, al neoliberalismo, al neocolonialismo y se visten de marionetas al servicio del capitalismo transnacional.
El imperialismo se ha vuelto una fuerza transnacional que maneja todos o casi todos los mecanismos de dominación global. La pobreza y la indigencia aprisionan a más de las tres quintas partes de la población mundial y en esta realidad América Latina, se hunde cada vez más. Las tierras se han vuelto improductivas, para dar paso a la dependencia alimentaria, mediante los TLC y los transgénicos, las industrias se han privatizado y están asociadas al capitalismo globalizador.

Sí el colonialismo ha desaparecido por acuerdos supranacionales, en realidad se ha modernizado y avanza sin que se vislumbre posibilidad alguna de detenerlo y derrotarlo. Las cadenas no son de hierro, son de dinero, de endeudamiento, de inferioridad de trato en las relaciones comerciales.

¿Es qué no hay hombres decentes, inteligentes y valientes y sobre todo honestos para darse cuenta?, como la generación de Haya de la Torre, Arciniegas, Betancourt, Muñoz Marín, Figueres Ferrer, Palacios…en fin, que en sus patrias fueron bastiones contra la dominación extranjera, contra el abuso de los potentados, y el entreguismo de los miserables, contra la ignorancia, contra el odio cainita que enfrentó a los pueblos hermanos, contra las deslealtades, el fraude, el robo, la corrupción y todos esos males que nos tienen en la situación de mendigos sentados en un banco de oro, o de madera apolillada, porque los bancos de oro que vio Antonio Raimondi, el sabio milanés, los vendimos o era apenas un elogio, que en nada nos animó a emprender la lucha por la emancipación de los pueblos de nuestra América latina.

Es hora compañeros de echar a los traidores, a los vende patrias y a todos esos agentes o marionetas del imperialismo multinacional y retomar la doctrina de Víctor Raúl Haya de la Torre. Mientras él vivía no hubo cargo de presidente del Partido, y siempre se consultó a las bases, se invitó a los pueblos, ciudades y regiones del Perú a que elijan libremente sus respectivos comités y nombren legítimamente sus delegados al Congreso Nacional, para que el PAP sea gobernado por un autentico Comité Ejecutivo Nacional, sin el cargo de “Presidente”, ni otro similar, que Víctor Raúl jamás aceptó.

Esos traidores y advenedizos de la “cúpula” ilegal nos han metido también en la Internacional Socialista. El aprismo es un todo, es un partido auténtico para el Perú y América Latina y lo dijo muy claro Víctor Raúl Haya de la Torre, en sus conversaciones en Roma. Se encontraban el c. César Atala, el filólogo trujillano c. Eugenio Chang Rodríguez y otros compañeros. “El PAP es un frente, no queremos otro frente”, fue la respuesta rápida de nuestro Maestro Víctor Raúl.
Por eso, no demoremos, el APRA debe regresar a sus causes democráticos de representación auténtica de los intereses populares. Es tiempo de la renovación total del PAP, para darle al Perú un nuevo rumbo en lo económico, social y político.

No queremos otro fracaso, tampoco recurrir a la improvisación de propuestas demagógicas que hundan al Partido y que frustren, una vez más, las esperanzas del pueblo peruano, que se mantiene leal a las propuestas de redención concebidas por nuestro gran líder y Maestro VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE.

Por Ricardo Ñique Cornelio

Secretario General de la Célula Aprista
“Víctor Raúl Haya de la Torre”, de Madrid