LOS COLOQUIOS CULTURALES
LOS COLOQUIOS CULTURALES DE VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE, (2000- 2009)La finalidad de los Coloquios, es llevar a nuestros compañeros, compañeras y amigos lecciones de historia, filosofía, de arte, de ciencia, y un profundo estudio del pensamiento político y la doctrina del Fundador del APRA.
Lo que interesa es un nuevo mensaje integrador de Indoamérica, que responda a su auténtica realidad mestiza, lo que debe ser reconocida por España, en pago a su inversionismo imperialista tanto o más brutal de lo que se pudiera identificar en otras épocas y escenarios de la historia.
América Latina se ve más amenazada por el imperialismo económico, el neocolonialismo, y las transnacionales, cada vez más voraces y peligrosos que comprometen el proceso de integración de los pueblos de Indoamérica.
Debemos retomar la doctrina y el mensaje de Víctor Raúl Haya de la Torre y contrastarlos con las tendencias actuales como la globalización, el neoliberalismo y la adopción de una “Tercera Vía”, para América Latina, metas en la construcción de una sociedad libre y democrática.
Nuestras riquezas naturales y nuestra soberanía nacional están más amenazadas y no podemos cruzarnos de brazos. Es más urgente convocar a los demás pueblos latinoamericanos a militar en el frente de la gran transformación de nuestro Pueblo Continente, a fin de gravitar con voz y presencia propias en los debates de los acontecimientos mundiales.
Todos están mirando a América Latina como una segunda oportunidad de conquista. Nos preocupa la presencia de bases militares imperialistas con el pretexto de combatir el narcotráfico y el terrorismo, tropelías y argucias imperialistas, que los latinoamericanos conocemos muy bien, porque los gringos “pierden el pelo, pero no la maña”.
Tenemos gobiernos fantoches que no sólo acatan los dictados del FMI y del Banco Mundial, sino que prometen que serán fieles seguidores del dogma neoliberal. Esos malabaristas del quehacer político en nada se diferencian del chino Fujimori, de Toledo, de García, de Uribe, se yerguen ante el débil y se agachan ante el fuerte.
Para salir del enanismo político que caracteriza a nuestros gobernantes, tenemos que insuflar un nuevo espíritu de superación en las nuevas generaciones encargadas del relevo de aquellos liderazgos fracasados.
Hoy cuando es evidente, por inocultable, que el modelo “neoliberal”, ha fracasado, a la luz de los resultados, no hay propósito de enmienda en la conciencia de quienes manejan las instituciones financieras internacionales.
Nadie podrá contradecirnos de que en líneas generales América Latina ha sido saqueada y obligada a endeudarse para mantenerla como tributaria del Sistema Financiero Internacional. Alan García Pérez, en otra de sus majaderías traidoras, dice que Haya de la Torre se pronunció por la economía de mercado, tremenda desfachatez y todo por vestirse de marioneta al servicio del imperialismo capitalista y de las transnacionales.
Los miles de hambrientos y pobres del mundo deben a estas distorsiones de los conceptos originales de Política y Economía la existencia de un mundo dividido, entre ricos muy ricos, que son minoría y pobres muy pobres, que son abrumadora mayoría.
VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE insistió en la lucha por las tres democracias: la económica, la social y la política, como metas en la construcción de una sociedad libre en la que no se aceptará el pan sin libertad, ni la libertad sin pan, porque ambas son injustas, que reducen la dignidad de las personas y degradan la calidad de vida de los pueblos.
Hace más de cuarenta años, los más destacados economistas advirtieron el fracaso de las políticas neoliberales, al proponer a contra sentido, que “El objetivo de la política de desarrollo debe ser la lucha contra la pobreza, más que el crecimiento económico”, lo saben muy bien esos caudillos.
Agregaban que “era necesario reducir las desigualdades mediante la redistribución del ingreso”.Por nuestra parte afirmamos que la herramienta idónea para hacer posible la lucha contra la pobreza y asegurar una sana distribución del ingreso, es la adopción de políticas que favorezcan el pleno empleo, con justas retribuciones y beneficios sociales.
En este sentido no hay que tenerle miedo al “mote” de caer en políticas populistas. El tema de la educación debe ser objetivo primordial en los países pobres y nada es más justo y productivo que invertir no menos del 8 por ciento del producto nacional para mejorar y actualizar la calidad de la educación. El desarrollo del campo tiene que ser considerado como un asunto revolucionario en el cambio estructural, debe ser el detonante del desarrollo y en la lucha contra toda forma de dependencia, especialmente si se trata de darle al pueblo una alimentación adecuada, que eleve su calidad de vida.
¿Porque es urgente una política de integración Latinoamericana?
Haya de la Torre decía que sí los 20 estados latino o Indoaméricanos unieran sus esfuerzos, sus economías y su dirección política dinamizando sus insuperables recursos, y dinamizando su enorme espacio de 20 millones de kilómetros cuadrados, elevando el nivel de vida y de productividad de sus 185 millones de habitantes- que serán entre 600 y 900 dentro de 42 años- una nueva fuerza protagonista estaría a ejercer influencia decisiva en el drama del mundo. Este no puede ser dividido en “dos zonas de influencia”, sujetas a los sendos patronazgos imperiales de las dos super armadas potencias dueñas de la energía nuclear que hoy prevalecen en el mundo. Es perentorio organizar una fuerza político- económica de compensación y equilibrio para garantizar una organización política mundial basada en el concierto democrático de todas las agrupaciones continentales.
“Ningún pueblo, ni el árabe, ni el hindú, ni el resto de Asia, ni África, que hoy trata de confederarse, podrán cumplir la misión histórica de América Latina, sí sus políticos dejan de ser eso, políticos que viven al día, y se convierten en estadistas con visión del futuro, capaces de orientar y conducir a sus pueblos hacia su verdadera liberación, seguridad y decisiva influencia en los asuntos mundiales”.
Prédica permanente, incesante, fue la de Víctor Raúl Haya de la Torre, tanto en los claustros académicos más prestigiosos de América y del mundo, como en plazas públicas ante estremecidas y frenéticas multitudes.
Y en históricas etapas, desde las catacumbas de la resistencia heroica, desde su “Incahuasi” legendario, desde la prisión y el exilio, su mensaje análisis sereno a la luz de la ciencia, fue constante orientación, acicate de fe y reafirmación de esperanza.
Junto a su verbo señalando rumbos y exaltando responsabilidades, estuvo su conducta, expresión ética y moral de toda su vida ejemplarizante.
Pedimos la democratización de nuestro Partido Aprista Peruano, y no podemos entender democracia sin la participación de las bases del APRA, de abajo hacia arriba, y no desde arriba, desde las “cúpulas”.
Nuestro país vive un momento político muy delicado por la actitud de una “cúpula” ilegal de traidores, oportunistas, que llegaron de varias vertientes, como el velasquismo, belaundismo y la derecha. Una “cúpula” que jamás consultó al pueblo y a sus bases distritales, provinciales y regionales, que toma el nombre de nuestro glorioso partido, fundado por Víctor Raúl Haya de la Torre, un partido que aparece sumido por la prepotencia de la derecha neoliberal, del imperialismo capitalista, que ofende la memoria de quienes dieron su vida por el ideal aprista; nuestros gloriosos Mártires, y la de su Fundador Víctor Raúl Haya de la Torre.
¿Cómo piensan participar en la democratización del Perú, si previamente no se democratiza el instrumento de ese proceso?
Estamos en la obligación de enseñar a las nuevas generaciones, que nadie hará nada por nosotros, por nuestro bienestar, que no seamos nosotros y nuestros pueblos en conjunción de capacidades y posibilidades de acción.
Que el fraude y la corrupción, que la mentira y el engaño no sean prácticas de poder, que nos empeñemos en alcanzar formas de vida dentro de la democracia participativa, plural e influyente, sustentadora del Estado de Derecho y posibilitadora del desarrollo de personas y naciones.
Que estamos convencidos que la democracia integral es un proceso de mejora continua y no un producto terminado.
Tenemos que reconstruir el Perú, pero al mismo tiempo hay que convocar a los demás pueblos latinoamericanos a militar en el frente de la gran transformación de nuestro Pueblo Continente, a fin de gravitar con voz y presencia propias en los debates de los acontecimientos mundiales, porque somos habitantes del mismo planeta y navegantes de la misma nave.
Escritores como Germán Arciniegas, Miguel Ángel Asturias, Julio Cortázar y muchos más hablaron de Víctor Raúl Haya de la Torre como el latinoamericano que trajo a su generación, el hábito de la lectura, de pensar con dimensión continental, porque interpretó el mensaje bolivariano, de 1824, de la necesidad de unir a toda Indoamérica, porque de otra manera “el caos os va a destruir”.
Desde 1928, su obra EL ANTIIMPERIALISMO Y EL APRA, continúa como testimonio de su percepción del futuro de esta parte del mundo.
Hoy cuando todos los “globalizadores”, ven la ineludible necesidad de logar este objetivo, con fines de dominación colonial y de tener un mayor mercado de mano de obra barata y de materias primas menospreciadas, pero vendidas en mercados Spot a precios elevados, se olvidan o pretenden olvidar al paladín de este proceso, porque Haya de la Torre no habló de integración económica, sino también de integración social y política en busca de resolver el problema o los problemas del desequilibrio en la relación América del Norte y los países Centro y Sudamericanos.
A los compañeros y compañeras decimos, que Víctor Raúl Haya de la Torre, ha comenzado su andadura, ahora es más actual, su vigencia y su mensaje lo consagran como el hombre de la integración de los pueblos de América Latina o Indioamérica: el soñado Pueblo Continente.
Por Ricardo Ñique Cornelio
DON VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE
En la norteña Ciudad de Trujillo, en el norte del Perú, un joven inquieto, hijo de una familia de origen peninsular, dedicó gran parte de su tiempo a estudiar a los clásicos y de esa manera descubrió su vocación de maestro, a la que se aferró para mejor cumplir su misión de sembrador de ideas e inquietudes revolucionarias.
VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE, nació en Trujillo, el 22 de febrero de 1895 y falleció en Lima el 2 de agosto de 1979, ligado en línea recta con esclarecidos linajes españoles, resultó ser el más destacado intelectual y político de su tiempo, quien insistió con pasión de “luchador sin tregua” en la necesidad de integrar a los países de América Latina, en un solo bloque, en una gran nación continental, capaz de autodeterminarse y tener voz propia en los debates de las cuestiones mundiales.
Su sensibilidad humana y profundamente cristiana lo llevó a hacer del rescate y dignificación de los indígenas, una de sus mayores preocupaciones. El tema indígena no lo circunscribía a la necesidad de llevar acabo la gran transformación de estos, sino también de todos los sectores pobres y marginados del Perú y del resto de América Latina, para que se incorporaran, mediante la educación a la producción y al consumo.
Decía que los países indoamericanos no podían alcanzar el pleno desarrollo económico, social y político en tanto subsistieran los tremendos desequilibrios estructurales, de minorías plutocráticas y de grandes masas depauperadas.
De allí la importancia que él asignaba a la educación tanto para abrir las entendederas de los privilegiados, como para elevar el estado de conciencia de los pobres y marginados, en el afán común de adoptar la democracia como forma de vida basada en el cotidiano ejercicio de facultades y obligaciones inherentes al Estado de Derecho.
Allí donde el ideario aprista tuvo vigencia nacieron y crecieron vigorosos movimientos sindicales, cooperativistas y políticos que mucho ayudaron a la democratización de esta parte del mundo. Tales organizaciones tuvieron presencia activa dentro y fuera de sus respectivos países.
El Pueblo Continente que el soñó, no sería jamás un bloque de naciones grandes y pequeñas para guerrear contra potencia alguna, más sí para defender y hacer valer su soberanía ante la voracidad del Imperialismo. Y aclaraba:”Nuestra lucha es contra todo tipo de imperialismos y contra el imperialismo de cualquier clase”.
Nadie como Víctor Raúl Haya de la Torre ha merecido reconocimientos de tan alta significación como la de ser “el peruano que nos enseñó a pensar en dimensión continental”, porque su prédica unionista, emancipadora y revolucionaria, convocaba a los pueblos “indoamericanos” a asumir el reto de su auténtica liberación. Proponía un frente único de clases medias y populares de trabajadores manuales e intelectuales para llevar acabo la gran transformación política, económica y social de nuestros pueblos”.
Con todo vigor de sus años de juventud, fue el impulsor de la Reforma Universitaria, a partir del histórico “Grito de Córdoba”, de 1919 allá en la señera Universidad de Córdoba, Argentina. Fue fiel cumplidor del compromiso de democratizar el saber, a través de las Universidades Populares abiertas al deseo de superación de obreros y campesinos.
El hecho culminante de su peregrinar por América Latina, fue la Fundación de la Alianza Popular Revolucionaria Americana, APRA ocurrida en la Ciudad de México, el 7 de mayo de 1924, que recogió muchas de las motivaciones autonomistas de la Revolución Mexicana.
Había llegado a México expulsado por la dictadura de Augusto B. Leguía. El estuvo acompañado por destacadas figuras de la intelectualidad y del quehacer político de ese país, hizo entrega de la bandera de la Integración Latinoamericana, que había diseñado el pintor Diego Rivera, el grande entre los grandes pintores de México Nuevo. Esta bandera fue entregada a los estudiantes mexicanos simbólicamente en las manos del Presidente de su Federación, el entonces joven Adolfo López Mateos, que años más tarde sería Presidente de su país.
Víctor Raúl, no se detuvo ante los más grandes obstáculos de la época, ni ante la brutalidad de las fuerzas militares y policiales de las dictaduras. Se mantuvo activo en su compromiso de ser fiel a su apostolado revolucionario y así pudo crear filiales del movimiento “aprista” en la mayoría de países latinoamericanos.
Ya en los años de su venerable ancianidad fue elegido Presidente de la Asamblea Constituyente del Perú, que elaboró la Constitución Política de 1979, cuyo texto final firmó en su lecho de dolor.
Lo anecdótico de su paso por la administración pública, es que como Presidente de la Asamblea constituyente se impuso el sueldo de UN SOL (moneda equivalente a menos de un dólar estadounidense). Jamás quiso el puesto para medrar sino para servir a su pueblo. Y nosotros, insistimos que los congresistas y los políticos sepan el contenido de este su mensaje dialéctico y filosófico, pero sobre todo de honradez y transparencia.
Haya de la Torre ganó tres veces el derecho a gobernar su país con el voto mayoritario del pueblo peruano, pero el fraude y la cerrazón castrense y los intereses colonizadores del capitalismo transnacional se lo impidieron.
Después de casi medio siglo de ácido odio contra Víctor Raúl, inculcado a las Fuerzas Armadas por la derecha recalcitrante, el Gobierno Militar decidió saldar por fin la cuenta histórica que tenía con este ilustre ideólogo.
Una comisión de generales lo visitó en su residencia, horas antes de su muerte y le impuso la Orden del Sol, la más alta condecoración que otorga el Estado Peruano. Fue el epílogo del drama vivido por todo un pueblo, que tuvo mucho de tragedia, en la que hay que destacar la hidalguía de su principal protagonista.
Gran parte del mundo expresó su dolor y consternación al conocer la noticia de la muerte de Víctor Raúl Haya de la Torre, ocurrida en Lima, el 2 de agosto de 1979, de personalidades latinoamericanas llegaron mensajes de pésame y desde la Europa Nórdica y Occidental, desde Israel donde era admirado y querido por los discípulos de Ben Gurión y Golda Meier, Anwar El Sadat, Presidente de Egipto y desde Asia, etc. llegaron mensajes de condolencias a la Casa del Pueblo, sede de su Partido, en Lima.
Atacado, aborrecido, difamado, insultado y vilipendiado por las fuerzas represivas de su país, siempre estuvo dispuesto a perdonar y a la reconciliación, en aras de hacer un frente común para conquistar y afirmar la democracia por el ejercicio irrestricto de la soberanía popular y la vigencia de garantías constitucionales que regularan y estimularan el desarrollo económico, social y político. De allí el lema de su partido:
“PAN, PAZ Y LIBERTAD” y su exigencia de “NI LIBERTAD SIN PAN, NI PAN SIN LIBERTAD”
Por Ricardo F. Ñique Cornelio