Leer y dar a leer
2009 AÑO DEL RESCATE DE NUESTRO PARTIDO APRISTA PERUANO Y DE DESAGRAVIO POR LA TRAICIÓN Y OFENSA A LA MEMORIA DE NUESTRO MAESTRO VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE Y DE NUESTROS MÁRTIRES.“Leer y dar a leer”
Era la consigna de Víctor Raúl a los compañeros, cuando nos remitía sus artículos con temas interesantes. El nunca descuidó la comunicación con nosotros, aún cuando se encontraba fuera del país o impedido para dirigir los Coloquios en la Casa del Pueblo.
Ese interés de Haya de la Torre, pocos lo entendieron y no supieron valorar su trabajo y los gastos que le ocasionaban envíos y cartas por correo, costeados con su peculio. El mismo preparaba un libro o una carta para enviarlos. Cuando lo conocí en Roma, en 1958, no tenía auto, no disponía ni de secretario ni de una asistente que lo ayudara. Víctor Raúl tuvo una vida austera pero decente, propia de los grandes hombres
Esto que les estoy contando tiene que ver con los advenedizos y adulones que se hacen pasar por compañeros apristas y están con la “cúpula” ilegal, alanista, y traidora.
Me refiero a los del llamado Comité sub regional, los del Consejo de Consulta y los del Comando de Acción. A ellos, en más de una ocasión les entregué boletines de nuestros Coloquios del Ateneo de Madrid. No los leen, se los guardan y no los hacen circular.
Víctor Raúl cumplía siempre con los encargos y otro tanto esperaba de los demás. Una tarde, en su casa, mientras examinaba su correspondencia se disgustó porque ciertos compañeros no contestaron sus cartas. El Maestro se preguntó: ¿que es esto?, no contestan mis cartas, no cumplen con mis encargos ¡Hay que civilizarse!, exclamó...
¿Que habría dicho de gente como Mauricio Mulder, Jorge del Castillo que nunca nos contestaron, a los compañeros de la Célula Aprista “Víctor Raúl Haya de la Torre”, de Madrid?, y lo mismo Armando Villanueva del Campo. Ellos nunca respondieron, y eso que algunas cartas se las enviamos con acuse de recibo. Pero, Armando fue más grosero cuando le recordé que mis tres cartas certificadas no tuvieron respuesta, disgustado me dijo, yo nunca respondo las cartas.
Decía, que Víctor Raúl no tenía movilidad personal, vivía como un estudiante, usaba el autobús o el taxi, y en 1960 cuando viajó a Holanda Manuel Seoane entonces el embajador del Perú en ese país le obligó a comprarse un automóvil; “Tienes que comprarte un auto porque lo necesitas” le dijo y, obligado por su hermano Manolo, aceptó el consejo. Por fin Haya se compró un Opel Record, de color beige claro, pero a condición de pagarlo a plazos, mediante letras cada mes.
La última la pagó antes de lo previsto, yo lo acompañé al Correo Central de Roma, para que despachara el giro telegráfico. Cuando salimos del edificio estaba muy contento, me dijo: qué bien, ¡ahora tengo auto propio! Así era Víctor Raúl, un hombre justo que nunca defraudó, respetuoso de la palabra empeñada y sobre todo un caballero.
Otro pasaje de su vida en Roma es este. En Lima, en enero de 1962 Jorge Idiáquez preparaba el regreso del Jefe al Perú (era cuestión de días), pidió a los compañeros Víctor Nureña, “Ratón”, a Carretón Colina y a Felipe Anicama que le acompañaran, pero el dinero era lo más difícil de conseguir. Ellos no se perdieron de ánimo, apostaron en una “polla hípica” y ganaron una buena suma. Esto que les cuento parece de fábula. En Roma, me contaron que presentían les iba a tocar. Fuimos a comprar el boleto y besándolo expresamos nuestro deseo: ¡Viejito ayúdanos, haz el milagro, para ir a verte!, y el milagro se cumplió, los tres ganaron 30 mil dólares. Víctor Raúl escuchaba muy emocionado, me llamó a un lado mientras preparaba de comer en la cocina, y me dijo: ¿ves como el partido hace milagros?, le dije, sí, pero el santo se llama Víctor Raúl.
Esta y otras anécdotas aparecerán en mi libro “La intimidad de Haya de la Torre”
Habíamos iniciado el mes de febrero de 1962 y Haya de la Torre preparaba su viaje de regreso al Perú, sus libros y sus enseres personales ya estaban en embalajes especiales para el embarque, no así su automóvil. En esos días sus amigos fueron a despedirse, el abogado penalista Jorge Morales Arnau y Javier Silva Ruete, ambos regresarían al Perú a finales de febrero. El “gordo” Silva muy amablemente le dijo, Víctor Raúl sí tiene algo que enviar al Perú cuente conmigo, aún tengo mucho espacio disponible en el barco, y sorprendido Haya le contestó, se lo agradezco, pero el problema es mi Opel Record a lo que el gordo Silva replicó: Víctor Raúl, no se preocupe, se lo llevo junto con el mío, pues me dan la posibilidad de llevar hasta dos coches.
En Lima, rifaron el Opel y el dinero obtenido fue a los Comedores Populares. Estoy enterado que un chofer del Callao es el dueño del auto y no sabe que posee una reliquia.
Una tarde, Jorge Morales Arnau, democristiano, le preguntó por su salud; Doctor, con todo lo que ha sufrido, destierros, prisión, perseguido, odiado, y con su vida en peligro, ¿sufre del corazón?, Víctor Raúl le contestó, se lo agradezco, pero felizmente me siento muy bien. Claro, hay personas que te desean la muerte, y eso te alarga la vida, pero yo no me acuerdo de mis adversarios. Es cuestión de mentalizarse, nunca detenerse en cosas negativas sin sentido, porque te hacen más daño.
Finalmente, doctor Haya de la Torre ¿usted es consciente que la historia le ha reservado un pedestal por todo el bien que ha hecho al Perú, a nuestro pueblo, incluso a costo de su propia vida, y que sus páginas lo cubrirán de gloria? Sí, pero cuando los huesos no hablen, respondió sonriente Víctor Raúl.
Pasará mucho tiempo, talvez un siglo, para tener entre nosotros a un hombre como Víctor Raúl Haya de la Torre porque nadie hasta ahora como él ha entregado su vida en la lucha por la justicia social y por el pan con libertad para su pueblo. No sólo vivió pobre y murió pobre como los grandes personajes de la historia, sino que el nunca incursionó en el campo de la política para servirse o vivir de la política sino la política como medio para servir al pueblo. Y así fue durante toda su existencia.
Ya es hora que los traidores del aprismo, los oportunistas y los corruptos formen su propio partido, eso que tenían preparado, el “Alan Perú”, y no sigan usando el buen nombre del APRA, fundado por Víctor Raúl Haya de la Torre
Alan García lo ha pisoteado todo, ese 52% de los votos que lo llevaron a la presidencia no eran votos apristas, eran de la derecha recalcitrante, de los fujimoristas, de los montesinistas, floresnanianos, velasquistas y otras hierbas.
¿Pregunte usted cuando le consultaron al pueblo, o sí alguna vez le pidieron su consentimiento a los militantes apristas? Por estas y otras razones nunca estaremos con Alan García Pérez y menos con esa “cúpula” de ilegales, de mediocres y traidores.
Todo su afán era llegar al poder, como sea, para convertirse en el líder de la derecha para acabar con el aprismo, mediante las tropelías del imperialismo que tanto combatió contra Haya de la Torre y su doctrina. Alan García Pérez y la “cúpula” ilegal dejan el campo abierto a las multinacionales, al neoliberalismo, al neocolonialismo y se visten de marionetas al servicio del capitalismo transnacional.
El imperialismo se ha vuelto una fuerza transnacional que maneja todos o casi todos los mecanismos de dominación global. La pobreza y la indigencia aprisionan a más de las tres quintas partes de la población mundial y en esta realidad América Latina, se hunde cada vez más. Las tierras se han vuelto improductivas, para dar paso a la dependencia alimentaria, mediante los TLC y los transgénicos, las industrias se han privatizado y están asociadas al capitalismo globalizador.
Sí el colonialismo ha desaparecido por acuerdos supranacionales, en realidad se ha modernizado y avanza sin que se vislumbre posibilidad alguna de detenerlo y derrotarlo. Las cadenas no son de hierro, son de dinero, de endeudamiento, de inferioridad de trato en las relaciones comerciales.
¿Es qué no hay hombres decentes, inteligentes y valientes y sobre todo honestos para darse cuenta?, como la generación de Haya de la Torre, Arciniegas, Betancourt, Muñoz Marín, Figueres Ferrer, Palacios…en fin, que en sus patrias fueron bastiones contra la dominación extranjera, contra el abuso de los potentados, y el entreguismo de los miserables, contra la ignorancia, contra el odio cainita que enfrentó a los pueblos hermanos, contra las deslealtades, el fraude, el robo, la corrupción y todos esos males que nos tienen en la situación de mendigos sentados en un banco de oro, o de madera apolillada, porque los bancos de oro que vio Antonio Raimondi, el sabio milanés, los vendimos o era apenas un elogio, que en nada nos animó a emprender la lucha por la emancipación de los pueblos de nuestra América latina.
Es hora compañeros de echar a los traidores, a los vende patrias y a todos esos agentes o marionetas del imperialismo multinacional y retomar la doctrina de Víctor Raúl Haya de la Torre. Mientras él vivía no hubo cargo de presidente del Partido, y siempre se consultó a las bases, se invitó a los pueblos, ciudades y regiones del Perú a que elijan libremente sus respectivos comités y nombren legítimamente sus delegados al Congreso Nacional, para que el PAP sea gobernado por un autentico Comité Ejecutivo Nacional, sin el cargo de “Presidente”, ni otro similar, que Víctor Raúl jamás aceptó.
Esos traidores y advenedizos de la “cúpula” ilegal nos han metido también en la Internacional Socialista. El aprismo es un todo, es un partido auténtico para el Perú y América Latina y lo dijo muy claro Víctor Raúl Haya de la Torre, en sus conversaciones en Roma. Se encontraban el c. César Atala, el filólogo trujillano c. Eugenio Chang Rodríguez y otros compañeros. “El PAP es un frente, no queremos otro frente”, fue la respuesta rápida de nuestro Maestro Víctor Raúl.
Por eso, no demoremos, el APRA debe regresar a sus causes democráticos de representación auténtica de los intereses populares. Es tiempo de la renovación total del PAP, para darle al Perú un nuevo rumbo en lo económico, social y político.
No queremos otro fracaso, tampoco recurrir a la improvisación de propuestas demagógicas que hundan al Partido y que frustren, una vez más, las esperanzas del pueblo peruano, que se mantiene leal a las propuestas de redención concebidas por nuestro gran líder y Maestro VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE.
Por Ricardo Ñique Cornelio
Secretario General de la Célula Aprista
“Víctor Raúl Haya de la Torre”, de Madrid