jueves, 20 de agosto de 2009

30 ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE VÍCTOR RAÚL

(2 de agosto de 1979- 2 de agosto 2009)

Esta fecha de recogimiento y lealtad aprista, nos ve unidos hoy en el sagrado homenaje a nuestro Maestro VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE.

Este año por fin el propósito se ha cumplido, nuestra invitación a los compañeros y compatriotas ha sido bien recibida, como ya esperábamos, pues no es correcto celebrar actos y homenajes, cada uno por su lado, sólo para aparentar y figurar ante los ojos del caudillo, de la “cúpula” ilegal antiaprista y de la derecha.

Un homenaje fingido es hipocresía, es traición a la memoria de quien luchó con denuedo por las aspiraciones de nuestro pueblo, por la justicia social y por el pan con libertad. Eso era Víctor Raúl Haya de la Torre, un peruano que vivió pobre y murió pobre como los grandes hombres de la historia.

La misa, se celebró en la Capilla de los Jesuitas, de la Calle Almagro, 6 de Madrid, junto al Metro Alonso Martínez, oficiada por P. Juan Bautista Boj, quien antes de celebrar se dirigió a nosotros para saludarnos con estas palabras: “Me emociona ciertamente recordar cada año este momento. Hoy sois muchos, otras veces pocos, pero con una constancia de muchos años, que venimos celebrando este acto.










Este recuerdo nos dice que hay un hombre bueno, que caminó por esta tierra, que supo infundir en vuestros corazones esos buenos principios. Hoy estamos juntos para recordar 30 años del fallecimiento de Víctor Raúl, de este hombre que supo dar a vosotros unas consignas que todavía os fuerzan y os atraen. Y aquí reunidos vamos a celebrar esta Eucaristía.

En la homilía padre Boj, puso de relieve que hoy estamos reunidos para pedir al Señor que es misericordioso con todos aquellos que hacen el bien por el mundo, para que lo tenga en su gloria. Al finalizar rezó por nuestro pueblo peruano, esa bella nación, que pueda dar ejemplo de integridad de vida, así también por toda América Latina.





Por la tarde, en el Ateneo de Madrid, tuvo lugar la conferencia de homenaje a Víctor Raúl Haya de la Torre, a cargo de Ricardo Ñique Cornelio, secretario general de la Célula Aprista “Víctor Raúl Haya de la Torre”, a la que asistieron compañeros y amigos latinoamericanos y un nutrido grupo de socios del Ateneo madrileño.
Ricardo Ñique, que por varios años acompañó a Víctor Raúl como asiduo colaborador y secretario personal del Jefe, tuvo emocionadas palabras para recordar a nuestro Maestro.

“Indudablemente, VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE, es el peruano del siglo XX, cuya vigencia es de este siglo XXI, porque sus postulados y su doctrina están presentes en las cumbres y seminarios, allí donde los debates abarcan el proceso de la integración de nuestros pueblos de América Latina.

Ya en los años de su venerable ancianidad fue elegido Presidente de La Asamblea Constituyente, que elaboró la Constitución Política del Perú, de 1979, cuyo texto final firmó en su lecho de dolor. Lo anecdótico de su paso por la administración pública, es que como Presidente de la Asamblea Constituyente se impuso el sueldo de unicamente UN SOL (moneda equivalente entonces a menos de un dólar estadounidense).
Creo que políticos, congresistas y los oportunistas en general, deben tomar buena nota si aún les queda algo de vergüenza y de dignidad, porque Víctor Raúl siempre predicó con el ejemplo y jamás quiso el puesto para medrar, sino para servir a su pueblo.





Haya de la Torre, dijo, que se debe forjar una conciencia antes que ambicionar el poder. No ocultó lo duro y difícil de esta cruzada. Se dio a una campaña permanente de divulgación ideológica, hasta que el pueblo peruano fuera capaz de transformarse en fuerza de cambio por la vía electoral limpia y transparente, sin exclusivismos ni marginaciones. Pero, insistía, hay que educar al soberano, al pueblo. Decía que nuestros países no podían alcanzar el pleno desarrollo económico, social y político en tanto subsistieran los tremendos desequilibrios estructurales, de minorías plutocráticas y de grandes masas depauperadas.
De allí la gran importancia que el asignaba a la educación, tanto para abrir las entendederas de los privilegiados, como para elevar el estado de conciencia de los pobres y marginados en el afán común de adoptar la democracia como forma de vida basada en el cotidiano ejercicio de facultades y obligaciones inherentes al Estado de Derecho.

Hoy con profundo sentimiento de lealtad y de recogimiento, le rendimos homenaje en el trigésimo aniversario de su muerte y reiteramos que nadie tiene el derecho de mancillar el ilustre nombre de Víctor Raúl Haya de la Torre, porque nadie ha asumido el compromiso de sus luchas, por la justicia social, por el pan con libertad, por la redención de los pobres y marginados, por el pleno empleo y el rechazo frontal contra el modelo neoliberal impuesto por los intereses de las multinacionales del Imperialismo.

Han pasado 30 años de su fallecimiento, y los apristas, los peruanos que vivimos en el extranjero, vemos como su pensamiento está siendo estudiado por distinguidos politólogos e historiadores de importantes universidades y centros de cultura de Europa, de América. Estudiantes de diversas promociones y nacionalidades demuestran un justificado interés por conocer a profundidad el pensamiento hayadelatorreano, frente a la realidad del mundo cambiante.

Sin duda, el ilustre fundador de la Alianza popular Revolucionaria Americana, APRA, no pertenece solamente a los apristas, dígase de paso tienen razón de reclamarlo para sí como su Jefe y Maestro. Pero Haya de la Torre con la luminosidad de su pensamiento, su martirio y su gloria, pertenece al pueblo peruano, al pueblo Indoamericano, en general, por encima de las limitaciones partidistas. El riguroso veredicto de la historia lo ha consagrado ya símbolo paradigmático continental, situándolo entre los grandes hombres del siglo XX. Conjugación de pensamiento y acción, hombre síntesis, ejerció un magisterio pleno sin paralelo en los últimos tiempos.






El 2 de agosto de 1979, la noticia de su muerte fue recibida con pleno respeto en varias partes del mundo. Desde la Europa Nórdica y Occidental, desde Israel donde era admirado y querido por los discípulos de Ben Gurión y Golda Meier, Anwar El Sadat, Presidente de Egipto y desde Asia, Norte, Centro y Sud América llegaron mensajes de condolencia a la Casa del Pueblo, sede de su partido en la ciudad de Lima.

En Europa, se sucedieron declaraciones de Jefes de Estado y de Gobierno, mi hermano Manuel Ñique comentaba desde México: “Al tanto de la gravedad de Víctor Raúl, monté guardia junto al teletipo de United Press. Un tanto adormilado escuché el repiquetear de la señal de “Urgente” y corrí para ver cual era la noticia. “Urgente, esta noche falleció Víctor Raúl Haya de la Torre, a las 22 horas y 30 minutos, en su residencia de Villa Mercedes, en los alrededores de la capital peruana, donde días antes había firmado como Presidente de la Asamblea Constituyente, la nueva Constitución Política del Perú.

En Italia, conocimos la noticia al día siguiente muy temprano, por la diferencia de horario, y así fue en toda Europa, Radio Nacional, Radio Exterior de España, la BBC, Radio Francia Internacional y en Italia la Radio Televisión Italiana, R A I.

Había muerto un hombre de pensamiento. Después de casi medio siglo de ácido odio contra Víctor Raúl, inculcado a las Fuerzas Armadas por la derecha recalcitrante, el Gobierno Militar decidió saldar por fin la cuenta histórica que tenía con este ilustre ideólogo. Una Comisión de generales le visitó en su residencia, horas antes de su muerte y le impuso La Orden del Sol, la más alta condecoración que otorga el Estado Peruano.

Fue el epílogo del drama vivido por todo un pueblo, que tuvo mucho de tragedia, en la que hay que destacar la hidalguía de su principal protagonista.

Se ha escrito mucho acerca de su trayectoria como forjador de una doctrina revolucionaria para América Latina, por la cual padeció toda clase de ataques e injurias que con valor espartano supo enfrentar y como buen cristiano, supo perdonar.

Maestro Víctor Raúl: hoy te rendimos homenaje, y hoy te veneramos.
Tu que guiaste nuestros pasos, no te defraudaremos, porque con nuestra lealtad y con nuestro respeto seremos dignos merecedores de tu legado.

Compañero VÍCTOR RAÚL, ¡Presente!
VÍCTOR RAÚL, ¡PRESENTE!
VÍCTOR RAÚL, ¡PRESENTE!


MUCHAS GRACIAS.

Por Ricardo Ñique Cornelio