lunes, 20 de abril de 2009

DESEAMOS UN FELIZ Y PRÓSPERO AÑO NUEVO 2009

AÑO DEL RESCATE DE NUESTRO PARTIDO APRISTA PERUANO Y DE
DESAGRAVIO POR LA TRAICIÓN Y OFENSA A LA MEMORIA DE NUESTRO MAESTRO VÍCTOR RAUL HAYA DE LA TORRE Y DE NUESTOS MÁRTIRES

La Navidad del Niño Peruano es una institución creada por el Maestro Víctor Raúl Haya de la Torre, para reunir a las familias y acercar más a las personas, es símbolo de unión y convivencia que siempre deseaba el fundador del Aprismo.
La fecha hay que recordarla siempre por las intenciones del Maestro, por el cariño y ese entusiasmo que despertaba para acercar a niños y ancianos, el estuvo cerca de ellos con una caricia y con un abrazo
Cuando iniciaban los preparativos Víctor Raúl solía preguntar: ¿Dónde están los niños?, y su consigna era: que a los menores no les falte sus juguetes, sobre todo cariño.

El mismo Víctor Raúl nombró Presidenta de la Navidad del Niño Peruano a doña Antonieta de Prialé, esposa de nuestro ilustre maestro y compañero Ramiro Prialé, por su capacidad y entrega, como pocas, en bien de esta labor social y humanitaria.

Su preocupación por los niños del Perú, la manifestaba con los menores y los mayores de edad, en otros países donde residió, en Roma, en París o en Londres.
Sus vecinos de casa, de Roma, aún lo recuerdan con cariño y respeto, y dicen que era un hombre bondadoso y amable. Aún conservamos los regalos que nos hizo cuando nos casamos, comentan la señora Alimonti y su marido Otello, (ella era hija de los porteros de su casa y aún estudiante conoció a Víctor Raúl).

Cuando nació nuestra hija, el doctor Haya de la Torre fue a verla a la clínica y le llevó una muñeca y un perrito de peluche, cuando regresaba de sus viajes siempre nos visitaba para preguntar por la pequeña, por mi familia y por los niños de nuestros vecinos. En las fotos los Alimonti muestran esos regalos, un objeto de plata peruana y las tarjetas de felicitación, una dedicada a la niña.

Al dejar su casa romana, en febrero de 1962, sus vecinos y sus amigos fueron a despedirse de el y le suplicaron que no se olvidara de Roma, los más cercanos le decían regrese pronto doctor, lo queremos con nosotros…
Mucho se puede hablar de este peruano universal dotado de gran calidad humana por eso vivirá para siempre en el corazón de la gente. Quienes hemos conocido a Víctor Raúl, sabemos que era sencillo, afable y dispuesto a interesarse por los demás.

En 1968, a su regreso de Paris, en una mañana de sol, estuvimos recorriendo a pie los lugares romanos y nos detuvimos en la Fontana di Trevi, pero al ver que eran ya las tres, me dijo se nos ha hecho tarde, vamos a comer en el restaurante situado a la derecha de la fuente. Como de costumbre pidió “tortellini in brodo”, (pasta rellena en consomé).

Mientras comíamos mirando la fuente de Trevi, dos jóvenes ingleses recién casados se sentaron a nuestro lado y nos observaban como queriendo hablar con nosotros.
Por fin decidieron consultarnos el menú y Víctor Raúl les preguntó si eran ingleses y le contestaron que eran profesores de la Universidad de Oxford, que estaban disfrutando de su luna de miel en Italia. La conversación se tornó animada y Haya de la Torre les habló de los años cuando el ejerció como profesor en dicha universidad. A mi me preguntaron sí era peruano, si vivía en Italia, y al responderles afirmativamente, les dije quiero informarles que el doctor Haya de la Torre es candidato del APRA en las elecciones del Perú, el próximo año, sorprendidos se llevaron las manos a la cabeza, casi disculpándose, por la confianza que se habían tomado luego hicieron un brindis por Víctor Raúl con un reverente saludo al próximo Presidente del Perú, lo mismo hicimos, levantamos nuestra copa y brindamos por la felicidad de los esposos.

Con Haya de la Torre nunca nos aburríamos, era un “Cicerone” con un carisma muy especial, de un peruano que analizaba las cosas “con ojos latinoamericanos”, pues casi siempre nuestra gente se guía por lo que sostienen los europeos, así por ejemplo en una visita al Vaticano mirando hacia arriba, desde la entrada de la basílica se detuvo para hacernos ver que los decorados dorados están recubiertos con oro del Perú, y que en la plaza de San Pedro, a la izquierda, en alto de la columnata de Bernini, se hallan las tres estatuas de Santa Rosa de Lima, Santo Toribio de Mogrovejo y San Martín de Porres.

Cuando íbamos a visitarlo a su casa se sentía feliz y lo era aún más cuando nos reuníamos con él, entre conversación y conversación alguien se quedaba dormido, las tertulias terminaban tarde por eso nos reuníamos el sábado que no teníamos clase.

Con nosotros Víctor Raúl nunca se sintió solo, a su casa llegaban sacerdotes como el jesuita Romeo Luna Victoria de Trujillo, Gustavo Gutiérrez, Augusto Bensesville, padre De la Cruz, (dominico), el franciscano Pacheco, Francisco Viale Salazar, Enzo Mainardi Marco Busso, Javier Silva Ruete, Jorge Morales Arnao, Julio Macera, yo me encargaba de organizar la reunión.

A mis queridas compañeras y compañeros de los Cinco Continentes les digo, que ha llegado el día del reencuentro, de la ratificación de la fe en el ideal Aprista.
Que nadie siga confundiendo al aprismo militante, “hayista”, con los corruptos y traidores, con los advenedizos y oportunistas de la “cúpula” ilegal y espuria.
A estos sinvergüenzas e impostores les importa poco usar y mancillar el ilustre nombre de nuestro Maestro Víctor Raúl Haya de la Torre

Queremos construir, con la ideología y la doctrina de Víctor Raúl el aprismo auténtico que haga honor a 85 años de luchas y sacrificios, de nuestros heroicos mártires que se enfrentaron al pelotón de fusilamientos. Queremos una militancia consciente de sus derechos y obligaciones insobornable y capaz de construir lo que es y lo que debe ser la democracia participativa, para que la redención de nuestros pueblos no sea dádivas si no siembra y cosecha de esfuerzos colectivos. En este escenario del aprismo democrático, no tienen futuro los caciques de la “cúpula” ilegal que encabeza Alan García, y los usurpadores del buen nombre del APRA, que llegaron de otras partes para infiltrarse en las filas de compañeros leales y valerosos.

Imaginemos a nuestro Maestro Víctor Raúl Haya de la Torre, que desde su gloriosa tumba nos dice: ¡Adelante compañeros, a la acción!


Por Ricardo Ñique Cornelio