lunes, 31 de marzo de 2008

2008, es el año del rescate de nuestro Partido Aprista Peruano


“NO HAY POLÍTICA SIN MORAL”

La política al servicio del pueblo y no al servicio de los políticos, por eso el Maestro VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE, insistía que la moral es una condición indispensable de la función pública.

Donde no hay moral no puede haber política. No concebimos política sin moral y hoy vemos que falta todo eso. Se han quebrantado los principios y los valores fundamentales con los que toda persona debe conducir su vida. No tenemos políticos con visión, con imaginación y sobre todo políticos con patriotismo y comprometidos con la sociedad.

Víctor Raúl Haya de la Torre detestaba la demagogia y el incumplimiento de los compromisos asumidos con el pueblo

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Cuando todo parece perdido bien haríamos los jóvenes y viejos militantes en restituir la confianza a las nuevas generaciones y retomar las enseñanzas de Víctor Raúl Haya de la Torre que predicó con el ejemplo y entregó su vida toda al servicio de su pueblo. Eso era Víctor Raúl Haya de la Torre, un gran humanista, un peruano universal admirado y leal a sus ideas, y a sus enseñanzas por eso sus contemporáneos Rómulo Betancourt, José Figueres Ferrer, Antenor Orrego, Miguel Ángel Asturias, Germán Arciniegas y otros le llamaban Maestro por su vocación reformadora y social.

Nadie en el Perú desconoce la larga batalla de Haya de la Torre por educar a su pueblo y no existe joven, adolescente o niño que ignore que la ley de la educación gratuita lleva impreso el sello de los sueños realizados de Víctor Raúl. Por todo ello el tema de la educación debe ser objetivo primordial y nada es más justo y productivo que invertir no menos del 8 por ciento del producto nacional para mejorar y actualizar la calidad de la educación en el Perú.

En nuestro país, no se hacen “Coloquios Culturales”, y no hay dirigentes en grado de enseñar porque carecen de una preparación adecuada, que se logró mientras vivía El Maestro Víctor Raúl Haya de la Torre.

Su amigo don Miguel de Unamuno decía: “Revolución en la enseñanza sí, pero sobre todo revolución en quien enseña”.

Esos “dirigentes” de la “cúpula” son unos corruptos, unos oportunistas que llegaron a nuestras filas de diversas vertientes, cargados de torcidas intenciones, de llegar al poder para, sobre todo enriquecerse. A ellos no les importa, ni las aspiraciones de millones de militantes, que aún creen y confían en nuestra valiente y decidida acción para rescatar a nuestro Partido Aprista y poner en acto su democratización.

Debemos insistir en la consulta a sus bases, que se convoque a un verdadero y legítimo Congreso Nacional del Partido con asambleas a nivel de las bases distritales, provinciales, departamentales y regionales, pero con “veedores” que califiquen tales procesos, de los cuales deben salir los candidatos presidenciales, parlamentarios y regionales.

Los que hoy detentan la representación del Partido han llegado a tal nivel de desprestigio ante la opinión pública, que ofende la memoria de miles de apristas que se inmolaron en aras de los objetivos revolucionarios del Apra.

Particularmente me hiere en lo más profundo, la falta de escrúpulos con que se negocia los derechos de la ciudadanía y de cómo esa “cúpula” de inmorales se ha apropiado del nombre del Partido, al amparo del cual tienen suculentos ingresos.

Lo peor es que los bienes materiales legados por Víctor Raúl en beneficio de los Niños del Perú sean enajenados a favor de intereses personales, de quienes alguna vez se proclamaron seguidores del Maestro y de su doctrina

Es evidente que en toda gran causa hay un “Judas”, aunque ahora no sólo sea por treinta monedas, sino por miles o millones de dólares.

De siempre he sido aprista. Soy seguidor de las ideas de Haya de la Torre y sobre todo de su prédica, ética y moral. Jamás pedimos alguna ayuda a Víctor Raúl Haya de la Torre, ni favores de otros buenos compañeros, que no habrían dudado en dárnosla. No competimos por puestos de elección, pero si fuimos y somos los admiradores de la vida ejemplar de Víctor Raúl quien fuera amigo de mi padre, desde la infancia hasta sus postreros días.

El afecto del Jefe hacia nuestra familia se nutría del recuerdo cariñoso de esos días de la infancia y de los sobresaltos de la clandestinidad, tiempos en que los predios familiares sirvieron de refugio a los connotados dirigentes del Comité Nacional de Partido Aprista Peruano.

Es verdad que muchos callan su protesta y su enojo, ante la prepotencia y la mendacidad de quienes conforman la “cúpula” de la deshonra, que nada bueno pueden ofrecer al pueblo peruano.

Pero, ¿Quiénes eligieron a estos sedicentes dirigentes?, ¿Dígame usted si tales personajes tienen la capacidad política y los valores éticos y morales para conducir al pueblo aprista hacia la construcción de su democracia?

Estos malabaristas del quehacer político en nada se diferencian de Fujimori, ni de Toledo. Se yerguen ante el débil y se agachan ante el fuerte. Se afanan por convencer a los hacedores de las políticas de dominación capitalista, de que obedecerán a los dictados del FMI y del Banco Mundial. Que serán fieles seguidores del dogma neoliberal, evaluando anualmente por los caballeros del Monte Peregrino. Que están dispuestos a recibir asesoría de los institutos de Democracia y Libertad que subsidia la Internacional Neoliberal, etc.

Nadie, hasta ahora, ha asumido el compromiso de sus luchas, por la justicia social, por el pan con libertad, por la redención de los pobres y marginados, por el pleno empleo y el rechazo frontal contra el modelo neoliberal impuesto por intereses del gran capital.

Ante estos atropellos de los traidores del Aprismo, queremos una militancia conciente de sus derechos y obligaciones, insobornable y capaz de construir lo que es y lo que debe ser la democracia participativa, para que la redención de nuestros pueblos no sea dádivas sino siembra y cosecha de esfuerzos colectivos. En el escenario del aprismo democrático, no tienen futuro los caciques de la “cúpula” espuria e ilegal que tanto daño ha hecho.

Compañeros: Víctor Raúl Haya de la Torre, notable reformador social, destacado político, filósofo, pensador y gran estadista, su prestigio ya tramonta las fronteras nacionales y continentales.

Su pensamiento está siendo estudiado por distinguidos politólogos e historiadores de importantes universidades de América y Europa.

Grupos de estudiantes de diversas promociones y nacionalidades lo demuestran justificando interés por conocer a profundidad el pensamiento hayadelatorriano frente a la realidad del mundo cambiante.

Con Fe, Unión, Disciplina y Acción.

Por Ricardo F. Ñique Cornelio

Secretario General de la Célula Aprista

“Víctor Raúl Haya de la Torre” de Madrid.