martes, 8 de julio de 2008

2008 AÑO DEL RESCATE DE NUESTRO PARTIDO APRISTA PERUANO - 3

VÍCTOR RAÚL PREDICÓ CON EL EJEMPLO

(con hechos concretos de solidaridad con los que menos tienen)

Era la época más dura de las persecuciones, del destierro y la ola de calumnias para desprestigiar a Víctor Raúl Haya de la Torre, hombre fuerte, íntegro y valeroso luchador por la justicia social y el bienestar de su pueblo y sin intenciones oportunistas para llegar al poder. Y todos sabemos que Haya de la Torre era un hombre comprometido con la lucha con los más débiles, y los que poco o nada tienen. Hoy todo eso falta, hombres con empeño y tesón y lo decimos sin temor a equivocarnos. No tenemos políticos de talla, honrados, y entregados en la ardua y solidaria tarea con el prójimo.

En 1960, en Roma, desde su exilio tuvo que demostrar su limpieza política y personal como solía hacerlo, con la verdad y contra todo tipo de tropelías de los “criollitos”.
Los periódicos y revistas, El Comercio, etc. enemigos del Aprismo le pedían cuentas al Jefe con muy malas intenciones, sabiendo que Víctor Raúl era un hombre de conducta intachable enfrentado, pero siempre firme sin dejarse tentar por el oro y el chantaje de la oligarquía y del imperialismo.
Llegaron a decir que Haya de la Torre vivía muy bien en Europa con el dinero que le asignaba el gobierno peruano y que también recibía de Washington.

Con Jorge Idiáquez Ríos nos dimos a la tarea de reunir documentos, recibos y facturas de sus trabajos periodísticos y de sus obras literarias, del diario Excelsior de México, El Tiempo de Bogotá, Esfera de Caracas, Combate, Time de Londres, etc.
Sus enemigos pensaron que Víctor Raúl respondería con evasivas y argumentos nada convincentes, pero la publicación de un boletín pudo demostrar toda la verdad y nada más que la verdad. Nuestro querido Jefe vivía de su trabajo intelectual.
El título del boletín era ¿DE QUÉ VIVE HAYA DE LA TORRE?.
Contenía fotos y reproducciones de recibos, cartas de directores de los diarios agradeciendo sus servicios y aguardaban su próximo artículo.
Sus enemigos no esperaban una respuesta tan rápida y pese a ser un comunicado aprista algunos diarios publicaron el documento.

La persona que nada tiene que ocultar puede estar tranquila y Haya de la Torre no demoró en responder una vez más con claridad y contundencia.

Haya de la Torre era muy querido y también odiado y calumniado por sus adversarios políticos. Lo insultaron, lo difamaron, hasta inventaron historias llenas de odio con la intención que a la larga una mentira deja siempre dudas y esto sucedía no sólo en las campañas electorales.
Ante esta ola de infamias Víctor Raúl se sintió arropado siempre por nosotros cercanos a él y en ningún momento le faltó nuestro apoyo. Éramos un grupo de universitarios y profesionales becados, pasábamos horas alegres y muy interesantes conversando con él. Siempre lo decía el escritor colombiano, Germán Arciniegas uno de sus fieles amigos de lucha e ideales; iniciábamos a las siete de la noche y la cosa nunca terminaba a las seis de la mañana.
Haya de la Torre se preocupaba por los niños y por los jóvenes en general y hacía proyectos a favor de su educación, para sacarlos de esa esclavitud que es la ignorancia, y que tuvieran un hogar, con “buenos padres”.
Visitando Moche, mi pueblo, cuna de la civilización Muchik se entretenía con los niños y a sus padres les recomendaba una especial atención para los menores.
Mi primo Juvenal Ñique me comentaba que cuando llegaba al balneario de Huanchaco, en Trujillo, norte del Perú, se deleitaba mirando a los niños desde la casa del c. Hermes Cáceda y exclamaba: Los niños huanchaqueros de hoy serán los hombres de mañana.

En Roma se recuerda con cariño y respeto al hombre bueno que aparecía de tiempo en tiempo. Así por ejemplo la familia Drago, sus vecinos de casa, tienen especial gratitud y es la historia de tres niños sordomudos Francesco, Marcello y Roberto.
Víctor Raúl los ayudó para su tratamiento con especialistas en un centro médico para niños con minusvalías físicas.
La historia tuvo lugar en 1960, y nos da la dimensión de un Haya de la Torre tan bueno y tan humano, cercano a la persona que sufre, y que pocos conocen.

Una tarde mientras escribía se sintió molesto por los ruidos de unos niños que correteaban en el piso de arriba, subió para pedir a sus padres que hicieran lo posible por calmarlos, los padres le explicaron que los tres eran sordo mudos y no sabían lo que hacían. Haya se disculpó, que sigan jugando, dijo, los niños tienen razón.
Al día siguiente los papás visitaron a Víctor Raúl para disculparse, y se lamentaban que Dios los castigara con una cruz tan pesada, que no merecían. Víctor Raúl los consoló y les dio esperanzas. Los tres niños podrán hablar y oír bien, les aseguró, y me voy a interesar personalmente para que así sea.


A los dos años se vieron los progresos, uno de ellos, Francesco visitó a Víctor Raúl a quien llamaba “Aló”, (porque así contestaba al teléfono), y Haya se sentía muy feliz de volver a verlo y conversar con él como si fuera su hijo.


Víctor Raúl Haya de la Torre dejó Roma en febrero de 1962, y cuando venía a Europa, se daba una escapada a Roma. Hoy Francesco, Marcello y Roberto son muy buenos padres de familia además de buenos profesionales y sus hijos son normales.

Claro que a Víctor Raúl le hubiese gustado tener sus hijos, su esposa y su familia pero las circunstancias de su ajetreada vida, los destierros y la persecución se lo impidieron. No habría podido hacer feliz a una mujer y estar pendiente de mi familia, nos comentó, porque habría incumplido con los deberes de padre y marido. Todo estaba justificado y cuando sus compañeros de su época le preguntaban ¿porqué no te casaste? Él respondía: “Yo estoy casado con el Partido y muy comprometido”.

A este respecto transcribo parte de lo que escribía el compañero Manuel Vásquez Díaz, respondiendo a mi carta y a las fotos que le envié a México, en 1981:

“Gracias mil por su carta y el envío de tres premonitorias fotos. Sí, premonitorias fotos de usted, sus familiares y nuestro gran Jefe.
Me impresionó, especialmente, aquella en que Víctor Raúl, entre sus dos hijos, mantiene al menor entre sus brazos, mientras su rostro refleja una cierta evidente ternura triste, aunque esperanzada en la generación que nos sigue, ya que la de él no supimos utilizar el grandioso camino que él construyó. Guardaré en mi relicario esas fotos y las mostraré a mis visitantes, pese a la participación culposa que me corresponde en la tristeza de Pachacutec.”
Haya nunca perdió su tiempo, ni se perdió en palabras sin sentido por eso sabíamos escuchar sus consejos. Nos decía por ejemplo que el joven no debe perder su tiempo y sus energías en frivolidades, o en satisfacer sus instintos. Debe prepararse para ser una persona de bien, y de provecho. “Joven prepárate para la lucha y no para el placer”, ese viejo slogan partidario estaba vigente.


En las reuniones con Haya asistían amigos de distinta filiación política. En una de esas visitas Jorge Morales Arnao de Huaráz pregunto a Víctor Raúl sí su salud en cierto modo se resentía por las injurias y calumnias que recibía de sus detractores; felizmente me siento bien, le respondió el Jefe, y agregó que la mejor terapia es no acordarse de los enemigos, de los que desean tu muerte, al contrario te alargan la vida. Jorge Morales Arnao, abogado penalista democristiano estaba convencido de la calidad humana de Víctor Raúl, y al despedirse de regreso al Perú prometió que por lo menos cien de sus amigos y colegas abogados votarían por él en las elecciones de 1962.
Haya me contó que tras esas elecciones del fraude, Morales y sus amigos fueron a verle a la Casa del Pueblo para reiterarle que habían cumplido con lo prometido.

*PARA LOS DETRACTORES, SOBRE LA SEXUALIDAD DE HAYA.
El hombre de principios no puede faltar a su imagen de hombre pulcro y decente. Y Haya de la Torre, era una vida ejemplar.
Una tarde reunidos en su casa de Roma, nos recordó mirándonos fijamente que el joven tiene que respetarse así mismo y sólo así respetará a los demás. Jóvenes, me dirijo a ustedes que están próximos a dejar las aulas universitarias y a ser profesionales.
Sobre el tema de la sexualidad nos aclaró que el hombre debe prepararse en todos los sentidos para enfrentarse a la vida. Recuerden que el hombre no se mide en la cama, el hombre tiene inteligencia y sentimientos, tiene una mente que piensa y un corazón que lo diferencia del animal, que lo hace por celo o por instinto. Por eso digo, si te respetas respetarás a los demás.
El Maestro, era un hombre viril, valiente, fuerte y valeroso luchador, limpio en cuerpo y alma, y sus enemigos, sus detractores lo calumniaron y mintieron de forma perversa y miserable, unos porque no lo conocieron, otros por la mala fe acumulada en ellos.
Los que estuvimos a su lado sí creemos en él, lo admiramos y le rendimos homenaje porque nos enseñó a ser hombres en toda la extensión de la palabra, y sigo siéndolo con mucho orgullo. Por eso soy el compañero Ricardo Ñique Cornelio.---
Lo perverso es que algunos compañeros, que ya no son apristas por ambiciones de poder, han dudado de la integridad personal de Víctor Raúl Haya de la Torre.

El Maestro no tuvo tiempo en su vida austera para la frivolidad y lo repetía hasta la saciedad. Su tiempo libre lo dedicaba a sus ejercicios físicos, al Yoga, a caminar mucho y a nadar una hora en la piscina. Que lo digan los viejos compañeros que lo visitaron, muchos temblaban porque el Jefe los hacía caminar y subir las colinas romanas, para visitar lugares históricos etc. Ah, también les obligaba asistir a los conciertos y a la Opera. Por eso decimos que sí viviera Víctor Raúl les diría a esos líderes “con sobre peso” que dejaran de ser sedentarios, hablaran menos, que se están quedando sin aliento.
Quiero terminar citando un episodio de nuestra vida en Italia. En 1959 estuvimos reunidos en Milán con el maestro arequipeño Leopoldo La Rosa, Luigi Alva, nuestro gran tenor lírico que ha colmado de glorias al Perú, algunos pintores y escritores y todos estuvimos de acuerdo en señalar nombres de grandes peruanos de prestigio mundial. Pese a no ser apristas muchos de ellos, mencionaron con orgullo el nombre de Víctor Raúl Haya de la Torre, “el peruano que enseñó a pensar a América en dimensión continental”, en palabras del Presidente de Costa Rica, don José Figueres Ferrer.


Ricardo F. Ñique Cornelio.