jueves, 10 de mayo de 2007

83 Aniversario de la Alianza Popular Revolucionaria Americana

Han transcurrido dos meses de la celebración del Día de la Fraternidad y nos disponemos a celebrar en acto solemne el 83 aniversario de fundación de nuestro Partido Aprista Peruano.
Pero yo quisiera con el permiso de todos ustedes dedicar unas palabras a mis compañeras y compañeros del Comando de Acción Base de Madrid y del Consejo de Consulta del Consulado Peruano de esta capital.

Saludo y agradezco a los compañeros Silvia Martínez Ventocilla, Secretaria General del Comando de Acción de Madrid y Vicepresidenta del Consejo de Consulta del Consulado Peruano en Madrid, al c.Carlos Alberto Guerra Soto, Presidente del Consejo de Consulta de Madrid, al c. César Maldonado, al c. José Rodríguez , Guillermo Pérez, al c. Octavio Cárdenas, a las compañeras y compañeros por este reconocimiento que recibo de mis jóvenes c. militantes que reafirman su lealtad y respeto al nombre y a la memoria de nuestro Maestro Víctor Raúl Haya de la Torre.

Fe, Unión, Disciplina y Acción, es la consigna de nuestro tiempo

Ricardo F. Ñique Cornelio Secretario General “Célula Aprista Víctor Raúl Haya de la Torre” de Madrid
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Plato dorado con motivos peruanos del Comando de Acción de Base de Madrid con la siguiente motivación:

En reconocimiento al compañero:
RICARDO ÑIQUE CORNELIO
Por su lealtad, trabajo, esfuerzo y entrega al partido fundado por
VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE
Madrid, 22 de febrero 2007

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Queridos c. de los Cinco Continentes:

Al conmemorarse el 83 aniversario de la Fundación de nuestro Partido, hacemos un llamado urgente a los jóvenes a dirigir el Partido.

Cerremos filas ante las maniobras neo-colonizadoras de quienes impulsan los llamados Tratados de Libre Comercio. Hagamos valer nuestras potencialidades para integrarnos económica, social y políticamente para alcanzar nuestra auténtica emancipación. El Imperialismo se ha vuelto una fuerza transnacional que maneja todos o casi todos los mecanismos de dominación global.

Alan García es un usurpador de la trayectoria de lucha antiimperialista de Víctor Raúl Haya de la Torre por cuya causa fue combatido por todas las dictaduras de América Latina. Alan García no tiene razón de tomar el nombre de Víctor Raúl Haya de la Torre y del APRA como instrumento de divulgación ideológica y de compromiso con la historia.

El está comprometido con el Fondo Monetario Internacional y el gobierno de Bush, de continuar y aprobar luego un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.

Que diría Víctor Raúl. ¿Aprobaría una mejor relación con el Imperialismo que aplastó en forma inmisericorde a los pueblos de Irak y Afganistán?.

Los de la “cúpula” ilegal manifestaron que Haya de la Torre se pronunció por la economía de mercado, tremenda desfachatez.

García Pérez no tiene principios, los ha pisoteado todos, incluso aquellos por los que miles de peruanos fueron fusilados, encerrados en cárceles inmundas o enviados al destierro.

Es vergonzoso comprobar que la mayoría de alcaldes y regidores, sean repudiados por el pueblo que dicen representar, siendo que fueron impuestos por el “dedazo” de los que medran del erario público, en nombre de la militancia aprista, que se siente traicionada.

Constatamos que mediocres y adulones oportunistas de poca moralidad ocupan cargos diplomáticos en embajadas, sin ser de carrera, como premio a tanta deslealtad y no les importa ofender la memoria de nuestro Maestro y hasta antes de su fallecimiento estuvieron cerca de él. Esos son los advenedizos, los traidores que engañan haciéndose fotos, cuando nunca se han empeñado en la difusión del mensaje y la doctrina de Haya de la Torre.

Alan García traiciona nuestra posición partidaria de izquierda democrática antiimperialista. Fue a Washington a ofrecer lealtad y prometer continuar con el modelo neoliberal de Fujimori y Toledo.

Nadie está en grado, ni siquiera imitar los rasgos de la personalidad de Víctor Raúl Haya de la Torre, quien si viviera en estos tiempos echaría a latigazos a los impostores que hoy pretenden representar al Aprismo y se atreven a hablar en nombre de los millones de peruanos que sufren pobreza y degradante miseria. Ellos están descalificados para hablar de democracia, porque no piensan, ni actúan como demócratas.
El contubernio vergonzante de esos falsos seguidores del Maestro ha atrapado en sus garras al Partido Aprista Peruano que fundó Haya de la Torre y no se atreven a convocar al Congreso partidario, porque temen ser repudiados por las bases populares, que aguardan el momento de ir al rescate de lo que el sacrificio de miles de mártires les legó como instrumento de redención social, económica y política.

Este mensaje es un llamado a que dentro y fuera del Perú trabajemos por la reestructuración de nuestro partido, que debe ser dirigido por un Comité Ejecutivo Nacional auténtico, elegido democráticamente; que sea expresión de la voluntad de las bases populares, que son las raíces históricas del Aprismo, que nadie podrá suplantar. Desde aquí decimos que la indiferencia será muestra de complicidad con esa “cúpula” podrida, enriquecida a costa de traicionar los principios y objetivos de lucha del pueblo peruano.

La clase política en el Perú está desprestigiada, está devaluada y es más urgente el plan de acción, es decir reorganizar los comités distritales, provinciales, regionales, departamentales y regionales y el Comité Ejecutivo Nacional del Partido, pero todo de abajo hacia arriba y no a la inversa.

No transijamos con quienes dicen ser apristas y conviven con la derecha. Rescatemos el legado doctrinario del Aprismo y hagamos realidad el pensamiento del fundador de nuestro partido.
A los traidores, a los de la “cúpula”, que toman el nombre del aprismo que usan el membrete del APRA, quiero recordarles que no tienen el derecho de mancillar el ilustre nombre de Haya de la Torre, porque nadie ha asumido el compromiso de sus luchas, por la justicia social, por el pan con libertad, por la redención de los pobres y marginados, por el pleno empleo y el rechazo frontal contra el modelo neoliberal impuesto por intereses del gran capital.


Ricardo F. Ñique Cornelio Secretario General Célula Aprista “Víctor Raúl Haya de la Torre” de Madrid
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FUNDACIÓN DEL PARTIDO APRISTA PERUANO
7 DE MAYO DE 1924

En 1923 Víctor Raúl Haya de la Torre había llegado a México, deportado por la dictadura de Augusto B. Leguía, contra cuyos actos represivos encabezó huelgas y protestas obrero- estudiantiles, que pusieron a temblar a la oligarquía peruana, sustentadora del régimen de los once años.

Era muy joven Haya de la Torre, había cumplido 28 años, y durante su exilio visitó los países de centro y sur América y traía experiencias debidamente sustentadas en la realidad latinoamericana. Había asumido el compromiso de luchar por la implantación de la autonomía universitaria, la libertad de cátedra y la extensión de la educación a los sectores pobres y marginados que fueron conclusiones del histórico GRITO DE CÓRDOBA, Argentina, de 1919.

En consonancia con este hecho Haya de la Torre fundó en el Perú las Universidades Populares Manuel González Prada, a las que concurrían los trabajadores después de sus jornadas laborales, para acceder al estudio que las instituciones oficiales les negaban.

El 7 de mayo de 1924 se recuerda como el día de la fundación de la Alianza Popular Revolucionaria Americana(APRA), porque ese día se efectuó un acto de solidaridad estudiantil, en el que Haya de la Torre entregó al Presidente de la Federación de Estudiantes de México, la bandera de la Integración Indoamericana, obra de Diego Rivera. De esa fecha en adelante, el joven luchador se dio a la tarea de sembrar y cultivar sus ideas en las mentes estudiantiles y trabajadores, de varios países latinoamericanos y pudo así dar forma a su proyecto de crear las universidades populares, como un compromiso de “que el que sabe, enseñe y el que no sabe, aprenda”.

Repetía que la primera emancipación de los latinoamericanos tiene que darse a través de la educación.

Haya de la Torre era un viajero incansable y un activo divulgador de sus ideas, mantuvo frecuente correspondencia con jóvenes estudiantes y trabajadores de lo que él solía llamar Indoamérica, para establecer células del APRA integradas por obreros del músculo y del intelecto. Con el correr de los años esas células se convertirían en partidos políticos que tuvieron destacada actividad en la transformación democrática de sus respectivos países.

Aquella alianza obrero- estudiantil, que dobló un brazo de la dictadura peruana de 1923, en las huelgas por el establecimiento de la jornada de las ocho horas, se hizo realidad en la estructuración de los partidos apristas de Costa Rica, Venezuela, Perú, Bolivia, Paraguay y otros, que aunque no adoptaron esas denominación, si orientaron sus programas de acción hacia los mismo objetivos de integración regional.

El Jefe del Aprismo decía que los países indoamericanos no podían alcanzar el pleno desarrollo económico, social y político en tanto subsistieran los tremendos desequilibrios estructurales, de minorías plutocráticas y de grandes masas depauperadas.

De allí la importancia que él asignaba a la educación, tanto para abrir las entendederas de los privilegiados, como para elevar el estado de conciencia de los pobres y marginados, en el afán común de adoptar la democracia como forma de vida, basada en el cotidiano ejercicio de facultades y obligaciones inherentes al Estado de Derecho.

El partido fundado por Haya de la Torre, movimiento integracionista destinado a ser en cada país indoamericano, un frente de obreros manuales e intelectuales, debía trabajar políticamente para establecer programas nacionales, con base en cinco puntos de acción internacional.

1.- Acción contra el imperialismo yanqui
2.- Por la unidad Política de América Latina
3.- Por la nacionalización de las tierras e industrias
4.- Por la Internacionalización del Canal de Panamá
5.- Por la solidaridad con todos los pueblos y clases oprimidas del mundo.

Escritores como el colombiano Germán Arciniegas, Miguel Ángel Asturias o Julio Cortázar hablaron de él como el “latinoamericano que trajo a su generación, el hábito de la lectura, de pensar con dimensión continental, porque interpretó el mensaje bolivariano de 1824, de la necesidad de unir a toda Indoamérica.

Desde 1928, su obra EL ANTI IMPERIALISMO Y EL APRA, continúa como testimonio de su percepción del futuro de esa parte del mundo.

Nadie ha padecido más que él por esta prédica unionista. Hoy cuando todos los “globalizadores” ven la ineludible necesidad de lograr este objetivo, con fines de dominación colonial y de tener un mayor mercado de mano de obra barata y de materias primas menospreciadas, pero vendidas con los mercados SPOT a precios elevados, se olvidan o pretenden ignorar al paladín de este proceso, porque Víctor Raúl Haya de la Torre no habló de integración económica, sino de integración social y política, en busca de resolver el problema o los problemas del desequilibrio en la relación América del Norte y los países Centro y Sud Americanos. Nada con el oportunismo y la dolarización de la región, tampoco con los tratados de libre comercio impulsados por México, porque son maquinaciones empresariales y de los agentes de las transnacionales.

Una noche en la Casa del Partido, el Jefe del Aprismo conversó con mi hermano Manuel Ñique Cornelio, como acostumbraba a menudo y le confió los siguiente:
“El Congreso de Estudiantes reunido en la Universidad de Córdoba, de 1918 me hizo entender mejor la importancia de la reforma universitaria, como un pre –requisito para la emancipación mental de las jóvenes generaciones de estudiantes y trabajadores latinoamericanos. De allí el origen de las Universidades Populares González Prada, en el Perú; Las Universidades Populares José Martí, de Cuba; los mismo que en Costa Rica, en Venezuela y en Bolivia”.

“Teníamos el deber y hasta la obligación generacional de ampliar el debate de las ideologías y sustentar nuestra posición anti-imperialista pero con el pensamiento de que no todo es negativo, ya que para impulsar el desarrollo de nuestros pueblos era y es atraer inversiones, sean éstas de economía centralizada o de las naciones imperialistas. Yo sé que es un riesgo y lo es más mientras estemos desunidos. Para tratar con el capital extranjero, afirmaba, necesitamos una nación fuerte, un estado moderno que concrete el proyecto de Pueblo Continente o nación continental. Tenemos que aprender a interpretar la realidad y trabajar con ella, para hacerla que responda a las necesidades de nuestros pueblos. Lo demás es apenas un sueño quimérico y en muchos casos egolátrico y demagógico”.

A la conclusión de esta conmemoración nos dirigimos una vez más a las nuevas generaciones de Indoamérica para que asuman el compromiso de hacer realidad el sueño de Haya de la Torre, de Antenor Orrego, de Mariátegui, de Sandino y de Martí, de los revolucionarios de su tiempo; la unidad de nuestros pueblos agrupados en una gran nación continental.


Por Ricardo F. Ñique Cornelio

Secretario General Célula Aprista Víctor Raúl Haya de la Torre, de Madrid