jueves, 2 de agosto de 2007

TODOS LLORAMOS SU MUERTE

Para el Perú, para América y para el mundo se ha perdido
un hombre de pensamiento. Muchas veces lo dije, “el hombre que puso a pensar a América fue Víctor Raúl Haya de la Torre”.








Estas fueron las primeras palabras del ex presidente de Costa Rica don José Figueres Ferrer Presidente del Partido de Liberación Nacional cuando se enteró de la muerte de su amigo y compañero de lucha e ideales.

Ante la noticia de su muerte ocurrida el 2 de agosto de 1979, sus amigos, compañeros y discípulos de distintas partes del mundo expresaron su pesar.
El literato y diplomático colombiano Germán Arciniegas, amigo de toda su vida, declaró: “Pudo haber sido millonario, pero vivió pobre y murió pobre, como los grandes de la historia”. El Premio Nobel de Literatura, 1967, el guatemalteco Miguel Ángel Asturias manifestó:“Nadie ha hecho más por la comprensión entre los pueblos latinoamericanos que Haya de la Torre. Su pensamiento es el mejor legado para las presentes y futuras generaciones”.

Desde la Europa Nórdica y Occidental, desde Israel donde era admirado y querido por los discípulos de Ben Gurión y Golda Meier, Anwar al Sadat, presidente de Egipto y desde Asia, Norte, Centro y Sud América llegaron mensajes de condolencia a la Casa del Pueblo, sede de su partido en la Ciudad de Lima. Aquí y desde muchos años, el pueblo peruano suele reunirse la noche de la víspera del 22 de febrero, para renovar su lealtad al inolvidable Maestro, Líder y Fundador fecha que Manuel Seoane Corrales, su esclarecido discípulo, bautizó como el Día de la Fraternidad.

Tras varios lustros de prédica y de divulgación de sus ideas, Víctor Raúl Haya de la Torre ganó tres veces el derecho a gobernar su país con el voto mayoritario del pueblo peruano, pero el fraude, la cerrazón castrense y los intereses colonizadores del capitalismo transnacional se lo impidieron.
Ya en los años de su venerable ancianidad fue elegido presidente de la Asamblea Constituyente que elaboró la Constitución política del Perú, de 1979, cuyo texto final firmó en su lecho de dolor.

Lo anecdótico de su paso por la administración pública, es que como presidente de la Asamblea Constituyente se impuso el sueldo de unicamente UN SOL (moneda equivalente entonces a menos de un dólar norteamericano). Víctor Raúl Haya de la Torre jamás quiso el puesto para medrar, sino para servir a su pueblo.

Después de casi medio siglo de ácido odio contra Víctor Raúl, inculcado a las Fuerzas Armadas por la derecha recalcitrante, el Gobierno Militar decidió saldar por fin la cuenta histórica que tenía con este ilustre ideólogo. Una comisión de generales le visitó en su residencia, horas antes de su muerte y le impuso la Orden del Sol, la más alta condecoración que otorga el Estado Peruano. Fue el epílogo del drama vivido por todo un pueblo, que tuvo mucho de tragedia, en la que hay que destacar la hidalguía de su principal protagonista.

Abofeteado y escupido; aborrecido, insultado y vilipendiado por las fuerzas represivas de su país, siempre estuvo dispuesto a perdonar y a la reconciliación, en aras de hacer un frente común para conquistar y afirmar la democracia por el ejercicio irrestricto de la soberanía popular y la vigencia de garantías constitucionales que regularan y estimularan el desarrollo económico, social y político. De allí el lema de su partido: “PAN, PAZ Y LIBERTAD” y su exigencia de “NI LIBERTAD SIN PAN, NI PAN SIN LIBERTAD”.

Pocos días antes del 2 de agosto compañeros y dirigentes del Partido se alternaban en Villa Mercedes, preocupados por el repentino decaimiento de su estado físico. Mi hermano Manuel Ñique nos comentó desde México lo siguiente:
“Al tanto de la gravedad de Víctor Raúl, monté guardia junto al teletipo de United Press. Un tanto adormilado escuché el repiquetear de la señal de “Urgente” y corrí para ver cual era la noticia. “Urgente: Esta noche falleció Víctor Raúl Haya de la Torre, a las 22. 30 horas, en su residencia de Villa Mercedes, en los alrededores de la Ciudad de Lima, donde días antes había firmado, como Presidente de la Asamblea Constituyente, la nueva Constitución Política del Perú”.

En Roma, la noticia de su fallecimiento la conocimos en las primeras horas del día 3 de agosto(dada la diferencia de horario). Por su delicado estado de salud y pendiente tras su regreso de Houston, a finales de abril, pocas eran mis esperanzas, y sólo le pedí al Señor un milagro.
Esa mañana invadido por la tristeza, me encerré en mi habitación a llorar y
después comuniqué la noticia a mi esposa y a mis dos hijos, a quienes quería mucho.
Fue la RAI, la radio italiana la primera en dar esa información, agencias y emisoras europeas, como Radio Nacional de España, o la BBC de Londres,
lo hacían en sus noticieros. La Televisión de la RAI en un telediario dedicó un amplio espacio. En los años que vivió en Roma Víctor Raúl Haya de la Torre fue entrevistado tres veces por redactores de la Radiotelevisione Italiana.
En la ronda de corresponsales de Televisa de México, de la Voz de América, Radio Nederland de Holanda, Radio Víctoria de Lima con Juan Ramírez Lazo y otras emisoras del continente transmitía reacciones de los diferentes sectores de la cultura y de la política de Europa, por la muerte del Maestro, Líder y Fundador del APRA.

Con representaciones de organismos internacionales, de gobiernos de distintas partes del mundo, de partidos políticos identificados con el Aprismo, e incluso de opuesta orientación, la Casa del Pueblo, la sede oficial del APRA y el Congreso de la República, fueron recintos en los que se honró la trayectoria de este insigne Maestro de la ciencia de cómo hacer política honesta y a la vez revolucionaria.

El pensamiento de Víctor Raúl Haya de la Torre surgía de su mente lúcida, como resultado de su gran capacidad para percibir la geografía y la historia de los pueblos desarrollados, como de las naciones pobres y atrasadas.

La vida del fundador del Aprismo estuvo signada por frenéticas adhesiones de sus seguidores y admiradores, al mismo tiempo por los brutales y sangrientos ataques de sus detractores. Por su prédica revolucionaria continentalista, en pro de la democracia, de las libertades y derechos políticos, económicos y sociales de los hombres y mujeres de Indoamérica fue exaltado a la categoría de apostol por sus millones de seguidores de su Patria, el Perú y de los demás pueblos de la América india y mestiza, pero también combatido duramente por los grandes intereses plutocráticos criollos y del capitalismo transnacional.

Distantes en el tiempo y en la geografía Víctor Raúl estuvo tan cerca de los grandes ideólogos y líderes de los siglos XIX y XX que jalonaron los derroteros de la historia conremporánea.
Víctor Raúl Haya de la Torre por su vigencia ha sido consagrado como el hombre del siglo XX, cuya personalidad se proyecta en este siglo XXI de la Integración Latinoamericana


Por Ricardo F. Ñique Cornelio