viernes, 31 de marzo de 2006

DEMOCRACIA: PROCESO INTEGRAL

DEMOCRACIA: PROCESO INTEGRAL

La democracia es una forma de vida de los pueblos y personas que se define por ser un “proceso de mejora continua”, en tanto que los actores de la economía y de la política hacen posible el desarrollo social.

La democracia no es un producto terminado y nunca lo ha sido, no lo es ni lo será jamás; lo que significa que siendo imperfecta hace posible el establecimiento del estado de derecho y la justicia social como aspiraciones supremas de los seres humanos que conforman pueblos y naciones.

Los detractores de la democracia la critican porque es muy lenta en sus avances y porque es antítesis a toda forma de dictadura, de la que el Perú tiene dolorosas y largas experiencias.

En los pasados treinta años, el modelo neo- liberal, ideado por von Hayek y sus seguidores de la Sociedad de Monte Pellegrino, mucho se debilitaron los partidos de centro izquierda y las organizaciones sindicales, porque dentro de la estrategia neoliberal, eran los objetivos fundamentales a vencer para poder instaurar la economía de mercado.

Hoy cuando la globalización económica ha entrado en su declinación y el “modelo capitalista” camina a su negación dialéctica, hay que empezar a reconstruir partidos políticos y organizaciones obreras, para que puedan recuperar sus funciones de “interlocutores válidos” de los intereses de los pueblos y naciones, estragados por la privatización indiscriminada de las empresas del sector público, el masivo desempleo, por los bajos salarios, por el encarecimiento de los servicios de salud, educación, etc.

Lo que comprobamos al analizar la realidad latinoamericana es que “las cúpulas políticas y sindicales” ya cumplieron su papel, con los resultados harto conocidos, acusados de corrupción y de haber perdido representatividad . Esto nos hace pensar que ha llegado la hora en que las nuevas generaciones se comprometan y se arriesguen a conducir partidos políticos y sindicatos, lo mismo que otras organizaciones no gubernamentales de la sociedad civil, a condición de que lo hagan de manera democrática; con el ejercicio frecuente de la consulta a sus respectivas bases para tomar las decisiones que mejor correspondan.

Como ya dijimos, lo contrario a la democracia es la dictadura descarada o encubierta. Lo contrario a la democracia es la componenda entre cofrades de las cúpulas, formadas por quienes pretenden eternizarse en el manejo de tales institutos, porque de esta forma aseguran su modus vivendi.

“No hay democracia posible en el Perú o en cualquier otro país sin la participación del pueblo. No hay partidos que luchen por la democracia si no se democratizan ellos mismos”.
Los dirigentes de todo partido tienen que proceder de las bases, venir de las bases por la voluntad de las bases, por expresión de las bases.
Lo mismo los sindicatos, lo mismo los organismos no gubernamentales.

La Democracia como la Cultura son productos elaborados por la sociedad y no pueden ser impuestas por poder alguno.
Nacen de su única fuente de origen que es el pueblo por tanto responden a interacciones de personas que tratan de resolver necesidades dentro de un marco también acordado e implícitamente adoptado por el grupo humano, pueblo o nación que define sus normas, valores y patrones de convivencia.

En la Declaración Universal de los Derechos Humanos adoptada en 1948 por la Organización de las Naciones Unidas se establece que toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país directa o por medio de sus representantes libremente elegidos.
De tal concepto internacional se desprende la naturaleza de la democracia como forma de convivencia civilizada entre los nacionales de un país que desea adoptar y perfeccionar esta forma de gobierno.
Sin embargo como obra humana la democracia enfrenta una serie de elementos a la luz de la experiencia cotidiana.
Para no alejarnos de nuestra realidad latinoamericana tenemos que reconocer que el poder del voto ciudadano no es suficiente para garantizar la afirmación y eficiente funcionamiento del proceso democrático.

Para construir la democracia hay que ser demócratas, sentir, vivir y actuar democráticamente

Ricardo F. Ñique Cornelio
El Sólido Norte- Célula Víctor Raúl Haya de la Torre
M A D R I D