miércoles, 12 de abril de 2006

Dénos usted soluciones y no nos recuerde problemas

Dénos usted soluciones y no nos recuerde problemas

“La cuestión fundamental es hallar soluciones y crear en nosotros esa capacidad de solución”, nos decía nuestro Maestro Víctor Raúl Haya de la Torre, en sus tertulias de medianoche hasta el amanecer.

Advertía la necesidad de que nos acostumbráramos a trabajar en equipo, de aprender a disentir y encontrar coincidencias, “porque es fácil que el individuo se equivoque”. De allí que nos recordaba también “que no es fácil ser aprista”, en clara alusión a la necesidad de crear en cada compañera y compañero una conciencia ética a toda prueba.

En estos tiempos de grandes desequilibrios económicos, sociales y políticos en que se loa al mercado y a la “globalización” de pocos ricos y muchos pobres, hay que rescatar los alegatos de Víctor Raúl Haya de la Torre a favor de la complementación económica, social y política de los países de América Latina, en la necesaria integración continental, que nos permita actuar responsablemente, con voz y presencia propias, en los escenarios donde se deciden las cuestiones mundiales.

El legado doctrinal de Haya de la Torre no es patrimonio exclusivo de los peruanos, sino herencia y compromiso de acción para las generaciones presentes y futuras de latinoamericanos, asistidos por la ciencia y la tecnología como herramientas de la gran transformación; para transitar del subdesarrollo sumiso y derrotista a la plenitud del desarrollo pleno de los más de quinientos millones que viven en este todavía gran proyecto de nación continental.

Es admirable, me manifestó, el vicepresidente del Ateneo de Madrid, don Francisco Javier García Núñez, como en este siglo la figura de Haya de la Torre es vigente y en el Día de la Fraternidad lleguen mensajes de varias partes del mundo, en adhesión al homenaje que los apristas leales rinden al hombre que pudo tenerlo todo, pero murió pobre, como los grandes de espíritu y de devota entrega a la causa de las luchas por la dignificación de los pueblos latinoamericanos.

El pensamiento de Víctor Raúl Haya de la Torre surgía de su mente lúcida, como resultado de su gran capacidad para percibir la geografía y la historia de los pueblos desarrollados, como de las naciones pobres y atrasadas.

La vida del fundador del Aprismo estuvo signada por frenéticas adhesiones de sus seguidores y admiradores, al mismo tiempo que por brutales y sangrientos ataques de sus detractores. Por su prédica revolucionaria continentalista, en pro de la democracia, de las libertades y derechos políticos, económicos y sociales de los hombres y mujeres de Indoamérica fue exaltado a la categoría de apóstol por sus millones de seguidores de su Patria, el Perú y de los demás pueblos de la América india y mestiza, pero también combatido duramente por los grandes intereses plutocráticos criollos y del capitalismo transnacional.

De allí que sus biógrafos más connotados hablaran de su existencia, de sus sueños y esperanzas, como “una vida sin tregua”, por cuyos ideales millares murieron con el brazo izquierdo en alto, en reafirmación de su fe aprista. Era, como dijo su gran amigo y compañero de luchas juveniles, el Presidente de Costa Rica, don José Figueres Ferrer, “el hombre que nos enseñó a pensar en dimensión continental”

Como en los tiempos de las grandes concentraciones públicas del aprismo, de los mares de agitados pañuelos blancos, en el Día de la Fraternidad, se me antoja abrazar a mis viejos y jóvenes compañeros, para invitarlos a rescatar el pensamiento y las propuestas del maestro indoamericano Víctor Raúl Haya de la Torre, convencidos de su vigencia y de su indiscutible aplicabilidad, en esta hora de tragedia en que se debaten cientos de millones de nuestras hermanas y hermanos de esta parte del planeta, que sufren injusticia y marginación, hambre y miseria.

Como ayer, como hoy y como siempre: EN LA LUCHA…HERMANOS. Viva el APRA… Viva VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE.

Ricardo F. Ñique Cornelio