martes, 9 de mayo de 2006

HAYISTAS CONMEMORAN FUNDACIÓN DEL APRA

En el ateneo de Madrid se conmemoró el histórico acontecimiento con un acto organizado por la Célula Aprista "Víctor Raúl Haya de la Torre" y "El Sólido Norte", asociación cultural, no excluyente.

En su intervención Ricardo Ñique Cornelio, secretario general de la Célula Aprista "Víctor Raúl Haya de la Torre" recordó que el joven Haya de la Torre había llegado a México en 1923, deportado por la dictadura de Augusto B. Leguía, contra cuyos actos represivos encabezó huelgas y protestas obrero- estudiantiles, que pusieron a temblar a la oligarquía peruana, sustentadora del régimen de los once años.

Haya de la Torre durante su exilio visitó los países de centro y sur América y traía experiencias debidamente sustentadas en la realidad latinoamericana y había asumido el compromiso de luchar por la implantación de la autonomía universitaria, la libertad de cátedra y la extensión de la educación a los sectores pobres y marginados, que fueron conclusiones del histórico GRITO DE CÓRDOBA, Argentina, de 1919.

En consonancia con este hecho, fundó en el Perú las Universidades Populares Manuel González Prada, a las que concurrían los trabajadores después de sus jornadas laborales, para acceder al estudio que las instituciones oficiales les negaban.

El 7 de mayo de 1924 funda en la Ciudad de México el movimiento integrador de la Alianza Popular Revolucionaria Americana, APRA, cuya bandera fue diseñada por Diego Rivera y entregada en ceremonia especial al entonces Presidente de la Federación de Estudiantes de México Adolfo López Mateos, quien sería más tarde Primer Mandatario de este país.
Activo divulgador de sus ideas, mantuvo frecuente correspondencia con jóvenes estudiantes y trabajadores de lo que él solía llamar Indoamérica, para establecer células del APRA integrada por obreros del músculo y del intelecto. Con el correr de los años esas células se convertirían en partidos políticos que tuvieron destacada actividad en la transformación democrática de sus respectivos países.

Aquella alianza obrero- estudiantil, que dobló un brazo de la dictadura peruana de 1923, en las huelgas por el establecimiento de la jornada laboral de las ocho horas, se hizo realidad en la estructuración de los partidos apristas de Costa Rica, Venezuela, Perú, Bolivia, Paraguay y otros, que aunque no adoptaron esa denominación, sí orientaron sus programas de acción hacia los mismos objetivos de integración regional.

Víctor Raúl Haya de la Torre decía que los países indoamericanos no podían alcanzar el pleno desarrollo económico, social y político en tanto subsistieran los tremendos desequilibrios estructurales, de minorías plutocráticas y de grandes masas depauperadas. De allí la importancia que él asignaba a la educación, tanto para abrir las entendederas de los privilegiados, como para elevar el estado de conciencia de los pobres y marginados, en el afán común de adoptar la democracia como forma de vida, basada en el cotidiano ejercicio de facultades y obligaciones inherentes al Estado de Derecho.

El partido de Haya de la Torre, movimiento integracionista destinado a ser en cada país indoamericano, un frente de obreros manuales e intelectuales, debía trabajar políticamente para establecer programas nacionales, con base en cinco puntos de acción internacional.

1.-Acción contra el imperialismo yanqui
2.-Por la Unidad Política de América Latina
3.-Por la nacionalización de tierras e industrias
4.-Por la internacionalización del Canal de Panamá
5.-Por la solidaridad con todos los pueblos y clases oprimidas del mundo.

Eran los tiempos en que gobierno estadounidense acuñó la consigna de "América para los americanos", no precisamente para todos los habitantes del continente, del norte y del sur, sino para defender los intereses de grandes empresas de ellos, los americanos del norte.
Sí la integración es buena, entonces ¿Porqué la combatieron cuando Haya de la Torre hizo de ella bandera del Aprismo?, es que si los tiempos han cambiado los objetivos del imperialismo, convertido hoy en capitalismo transnacional, de las Siete Grandes potencias impulsan la Globalización económica, como estrategia de neocolonización.

A 82 años de la fundación del APRA podemos decir que han cambiado las formas de hacer política, quizás más sutiles ante la actitud vigilante de la Comunidad Internacional, pero mucho más agresivas en cuanto a resultados. El imperialismo se ha vuelto una fuerza transnacional que maneja todos o casi los mecanismos de dominación global. La pobreza y la indigencia aprisionan a más de las tres quintas partes de la población mundial y en esta realidad América Latina se hunde cada vez más. Hoy las tierras se han vuelto improductivas, para dar paso a la dependencia alimentaria. Las industrias se han privatizado y están asociadas al Capitalismo Globalizador.

Ricardo Ñique concluyó su discurso con un llamamiento:
"A 82 años del nacimiento del Aprismo toquemos el corazón, la mente y todas las fuerzas espirituales de que están dotadas las jóvenes generaciones de Indoamérica, para que asuman el compromiso de hacer realidad el sueño de Haya de la Torre, de Antenor Orrego, de Mariátegui, de José Figueres, de Muñoz Marín, de Sarimiento, de Martí, de Betancourt, Arciniegas y otros que en sus patrias quisieron hacer bastiones contra la dominación extranjera, contra el abuso de los potentados, contra el entreguismo de los miserables, contra la ignorancia, contra el odio cainita que enfrentó a pueblos hermanos, contra las deslealtades, el fraude, el robo, la corrupción, todos esos males que nos tienen en la situación de mendigos sentados en bancos de madera apolillada, porque los bancos de oro, que vio Antonio Raimondi, nos los robaron, los vendimos o eran apenas un elogio, que en nada nos animó a emprender la lucha por la real emancipación.

Toquemos el corazón y la mente de que están dotadas las jóvenes generaciones de Indoamérica para que asuman el compromiso de hacer realidad el sueño de Haya de la Torre y de los revolucionarios de su tiempo, la unidad de nuestros pueblos en una gran nación continental como es el soñado Pueblo Continente del filósofo peruano Antenor Orrego".

Ricardo F. Ñique Cornelio