lunes, 27 de noviembre de 2006

HOMENAJE A GERMÁN ARCINIEGAS EL AMERICANISTA

Es tiempo que consideremos las mutuas influencias entre el Nuevo Mundo y el Viejo Mundo”.

Según el historiador, escritor, periodista y diplomático colombiano Germán Arciniegas se habla muchísimo de la influencia de Europa en la formación de América y muy poco de la influencia de América en la formación de Europa. En un sentido debe ser al revés.

Una influencia en los conocimientos geográficos, una influencia en el nacimiento de la ciencia, en la formación de la ideas políticas, en la nueva filosofía de Occidente. En todo ello uno encontrará una raíz americana.

Sostengo que se puede hacer una división de la historia de los últimos veinte o veinticinco siglos trazando una raya con unas fecha exacta; el 12 de octubre de 1492. De esa raya para atrás existe una Europa Precolombina y de esa raya para acá existe una Europa Americana.

Hasta esa fecha, el 12 de octubre de 1492, en el mundo occidental no se pudo resolver ninguno de los grandes problemas científicos. Todo giraba alrededor de ideas que podríamos considerar hoy como de ciencia ficción o ideas completamente fantásticas.

Había pues una América presentida, una América inventada que se puede confundir en realidad con la Atlántida de Platón.

Buscando en los archivos, en los museos, en los manuscritos, libros y grabados, he podido ver como el contacto con América ha cambiado la vida en el Viejo Mundo. Es el caso de la alimentación por ejemplo, pues la entrada de la papa al Viejo Mundo cambió sustancialmente, es decir cambió radicalmente toda la vida europea.



Había pueblos que morían de hambre, venían la grandes hambres de Europa, como las de Irlanda o las hambres de Escandinavia.

El único paliativo que existió después de la Guerra de los Treinta Años, para sacar de esa situación de hambre de Europa, fue la papa.

Conversando en Praga un historiador me dijo lo que pasó en Bohemia fue algo inaudito. Antes de la introducción de la papa una pareja no se podía casar hasta no reunir un dinerito y eso exigía tiempo. El término medio de los matrimonios era a los 25 años. Vino la papa y se hizo todo más fácil y ese término bajo a los 18 años.
En Italia la influencia del maíz se puede ver claramente.

Yo leí en un libro de agricultura del Seiscientos una afirmación muy simpática que dice:

“Sí del descubrimiento de América lo único que hubiera resultado hubiera sido la introducción del maíz, eso sería suficiente para justificar el descu- brimiento”. Porque efectivamente todo el norte de Italia, Rumania y Yugos lavia, vinieron a introducir la “Polenta” que es el plato nacional. Es decir uno no puede imaginar hoy una comida sin papas, sin maíz, sin tomates y finalmente hasta sin cigarrillos. Y todo eso es una modalidad americana.

Pero, ¿ porqué se conoce poco América Latina?
Germán Arciniegas sostiene que no nos promocionamos, no hemos tenido “public relations”, como se dice ahora. Hemos sido un continente que no ha sabido en realidad presentarse, es decir de una manera correcta.

Uno está permanente diciendo que introdujo de Europa muchas ideas y así es efectivamente. A América llegaron los idiomas, llegó el Cristianismo, llegó la Legislación…llegaron muchas cosas, una buenas y otras malas.

Uno generalmente dice que entraron las ideas de la Revolución Francesa,
bueno también entró el Fascismo, también entró en Nazismo y las ideas totalitarias, que ningún bien nos han hecho.

Pero en realidad todo el Derecho Moderno de Europa y del mundo está basado sobre conceptos genuinamente americanos. Nosotros inventamos la Independencia, la Democracia, la República de los tiempos modernos.

La República y la Democracia de los tiempos modernos desde luego no podían surgir de Europa.

Para llegar al resultado de incorporar dentro de una Constitución los
Derechos del Hombre tuvieron que tomarlo de los de Filadelfia, eso fue en
América donde se llegó a plasmar esa tabla de los Derechos del Hombre.

Son cosas curiosísimas, por ejemplo, en 1811 recién dado el grito de Independencia en Caracas se publicó en la Gaceta de Caracas un estudio que es lo más completo de la época sobre soberanía del pueblo y sobre lo que se llamaría El Contrato Social. En un estudio que abarca como diez números de la revista, se menciona una sola vez a Rousseau, no para hablar del Contrato Social sino para atacar a Jean Jacques Rousseau por lo que decía sobre las letras.

En realidad la idea del Contrato Social la toman de las constituciones de los Comuneros de Castilla, los juramentos del rey de Aragón de la época,
de manera que entonces sería una raíz popular española.

Aún en ese caso los Comuneros de Castilla se levantan contra Carlos V, éste los aplasta y automáticamente las ideas de los comuneros se pasan a América. Entonces en el Paraguay y en el Perú y en la Nueva Granada surgen los comuneros y surge esa idea de la soberanía del pueblo y se renueva la idea del Contrato, un poco sobre la filosofía de Suárez, pero aún en ese caso uno ve que esas ideas donde prosperan, donde agarran, donde se imponen…es en América, después vuelven a Europa y pasan a ser la base del Derecho.

En América, gracias a Dios, nosotros no teníamos familias de primera clase
En realidad no teníamos una aristocracia, no teníamos una nobleza. Éramos todo pueblo. Y el hecho de que haya un continente pueblo es ya una ventaja como base para un Derecho.

Hoy todo el mundo habla de Democracia, aunque no lo sea. Dicen que las nuestras son un poco falsas…las de aquí peor.

-Germán Arciniegas, hermano de lucha e ideales de Víctor Raúl Haya de la Torre, fundador del APRA, pertenece a una pléyade de intelectuales latinoamericanos. Nace en Bogotá, Colombia, el 6 de diciembre de 1900.

Intenta la novela( En medio del camino de la vida, 1949), pero sobresale en el ensayo histórico y sociológico. El cultivo de este género deriva, en su caso, de una triple actividad diplomática, pedagógica y periodística. Ministro de Educación Nacional(1944- 48), colaborador de El Tiempo de Bogotá, La Nación de Buenos Aires, Cuadernos del Congreso por la libertad de la cultura de París, y de los periódicos de la American Literary Agency.

Algunos de sus libros son mera compilación de breves artículos, El estudiante de la mesa redonda(1932), América Tierra Firme(1937) y En el país de los rascacielos y la zanahoria(1945). Otros se organizan temáticamente, sin rehuir por ello su peculiar estilo periodístico: Los alemanes en la conquista de América(1941).

Este pueblo de América(1945)América mágica(1959), Colombia(1969), Nueva imagen del Caribe(1970).

Son temas más recientes, América en Europa(1975) y el Revés de la historia(1980).
La evocación del pasado americano y la difusión de los valores de Occidente son los temas predilectos de Arciniegas.

Germán Arciniegas, fue más que un compañero de ideales y de identidad en la lucha por la democracia; fue además un amigo y un hermano de Víctor Raúl Haya de la Torre, atento siempre a los intensos momentos de su vida, especialmente cuando el fundador del APRA pasó casi un lustro asilado en la Embajada de Colombia en Lima. Arciniegas no dejó de pedir ante su gobierno los mejores cuidados para poner a salvo la integridad física de su amigo y hermano de ideales. Eran tiempos de la dictadura en el Perú y al final triunfó la tesis del asilo político, que es ejecutoria señera en el Derecho Internacional.

Ya como diplomático y embajador de Colombia, fue la voz autorizada para esclarecer los efectos de la conquista de América, aquí en Europa y en el Nuevo Continente. Con insistencia argumental rechazó el eurocentrismo, que pregonaba sus contribuciones a la cultura de nuestros países. En sus réplicas hizo un recuento histórico de las aportaciones indoamericanas al desarrollo y bienestar de los europeos, cuando estos vivían tiempos de pobreza, que el oro y la plata de América solventaron con creces. Cuando los europeos vivían largas temporadas de hambrunas, fueron las papas, el maíz y otras leguminosas las que los salvaron de morir.

Rescató el valor de los avances matemáticos de los Mayas, de los conocimientos astronómicos y cronométricos de los Incas, de las artes textiles y de orfebrería indo- americanas y del mestizaje de los estilos arquitectónicos que muestran las iglesias y edificios de la Colonia.

Arciniegas era un sereno, pero firme defensor de la causa Americanista, en pago a su diario vivir con la historia de los pueblos indoamericanos.
Este orden de ideas, de hechos, de causas y consecuencias bien vale reflexiones profundas, de porque estamos como estamos, cada vez más pobres y perdidos en la búsqueda de caminos a seguir y de preservar en ese trajinar duro y sacrificado para alcanzar todas esas metas, esos objetivos de cambios profundos y extensos de la degradada realidad latinoamericana.

Mientras nuestros países no se unan por sus raíces históricas y sus posibilidades de desarrollo; mientras el desequilibrio estructural de nuestras sociedades denuncien la injusticia, la inequidad y las falacias de las democracias formalistas, ellos estarán siempre llamando a la mente de las nuevas generaciones, para decirles que nadie hará por nosotros lo que nosotros mismos no nos esforcemos por alcanzar. Muchos millones de pobres y marginados lo reclaman, millones de desempleados lo demandan, hombres y mujeres de todas las edades denuncian nuevas formas de explotación y de postergación económica, social y política.

Cuánta falta hacen estos hombres en esta hora de definiciones, cuando nuestros dirigentes están más dispuestos a uncir los destinos de nuestros pueblos al yugo del capitalismo globalizador. Ellos dirían que todos estos ajetreos para hacer de las Américas un mercado común, huelen mal porque expresan nuevas formas del viejo afán colonialista, contra el cual ellos lucharon. Allí están sus palabras, que las nuevas generaciones debieran estudiar y repasar, par que los jóvenes de hoy reediten el Grito de Córdoba, Argentina, y se unan desde México a la Patagonia, para comprobar, por tercera vez, que sólo unidos seremos respetados como personas, como pueblo y nación con designios propios de libertad, de justicia y democracia.

Por Ricardo F. Ñique Cornelio
*El Grito de Córdoba, Argentina, de 1919, fue para Arciniegas, Haya de la Torre, como para todos los líderes estudiantiles de la época, pacto de sangre que empuñaron hasta los últimos instantes de sus vidas.



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