jueves, 6 de mayo de 2010

EN TORNO A LA UNIDAD CONTINENTAL

P.C. Juvenal Ñique Ríos
Precursores


En los actuales tiempos en que la unidad continental esta en proceso y, a pesar de sus detractores, ha sido aceptada como una solución a los vitales problemas de los países de América y del mundo, sería injusto no mencionar, siquiera sucintamente, a quienes antes que Bolívar pensaron en la unificación de los pueblos latinoamericanos, mas aún, si la unidad regional deja de ser una mera especulación teorética o tema de discursos diplomáticos para convertirse en un credo de la época contemporánea. Como no mencionar a Francisco de Miranda, precursor de nuestra independencia, autor del proyecto del ‘incanato’ proponiendo una gran “Federación de pueblos”. Como no recordar al padre Hidalgo, precursor de la independencia mexicana, de vocación unionista, quien – como anota Haya de la Torre y otros escritores- firmo el decreto de libertad a los esclavos de Guadalajara, con el titulo de “Generalísimo de las Américas”, cuyo grito de combate ¡”Viva siempre nuestra América, abajo los malos gobiernos”!, recuerden a México con unción patriótica. Igualmente como no recordar a Belgrano, prócer de la independencia Argentina y gestor del congreso de Tucumán e 1816. Propuso la Unidad Continental sugiriendo que la capital de las “provincias unidas de Sudamérica” sea el Cusco.
Poco después, don Bernardo Monteagudo, formuló el proyecto de Federación Continental. Posteriormente también se pronunciaron por la unificación de nuestras repúblicas, el libertador San Martin, Santa Cruz, Santander, entre otros, el epónimo Faustino Sánchez Carrión, ilustre Huamachuquino, tribuno de excepcionales virtudes que fue secretario de Simón Bolívar.
Bolívar


En Jamaica, el 6 de Septiembre de 1815, expresa no solo la idea sino su decisión de unificar a los pueblos de América Latina, para “hacer presencia efectiva en el concierto de las naciones del universo”. “Unidos haremos la mas grande nación del mundo”. Expresó el libertador. Pensó, sin duda, en nuestra gran extensión territorial, en el potencial de nuestras riquezas naturales y también en el factor humano que venciendo los rigores de la naturaleza realizó grandes obras en la época pretérita, que son valioso testimonio arqueológico de la grandeza de nuestras culturas precolombinas. Cuatro años después, el 15 de febrero de 1819, con motivo de la instalación el Congreso Constituyente, insiste Bolívar en la unidad de América Latina, como una alternativa para su defensa y su desarrollo. “Unidad, unidad, unidad, debe ser nuestra divisa”, expreso entre otras cosas el libertador.
Posteriormente, en 1826 el Congreso Anfictiónico de Panamá, convocado desde Lima, precisó sus ideas de Unidad Continental, como base insustituible para la paz internacional, garantía de la estabilidad económica de nuestros pueblos.
Lamentablemente, intereses subalternos de una parte, y de otra la ignorancia y el temor, frustraron los planes e impidieron que se hicieran realidad los sueños de nuestros próceres, así como los anhelos bolivarianos de formar la gran nación Latinoamericana. Pues, fue frustrado el congreso de Panamá, se disolvió la Gran Colombia y luego la federación Perú Boliviana, asimismo la unión Centroamérica. Posteriormente en 1866 después de rechazar definitivamente otro intento de dominación española, se disolvió la Alianza de Bolivia, Perú, Chile y Ecuador que bien pudo quedar como base para la unificación subregional.
Lo cierto es que Bolívar, libertador de los pueblos, gran estratega militar, estadista, indiscutible visionario, abanderado de la Unidad Continental, se retiro a su última estancia, a su soledad, desilusionado, expresando, sin duda con amargura y tristeza: “He arado en el mar” expresión que repetiría hasta los últimos momentos de su gloriosa existencia. Pero el pensamiento bolivariano quedo germinado y volvió a agitarse en las mentes de nuevas generaciones. Aparecen el gran misionero Manuel Ugarte, José Enrique Rodo, José Ingenieros, luego José Vasconcelos y García Monge, entre otros. Surgieron – anota Haya de la Torre – como precursores del rescate de los designios unionistas de los próceres de la independencia. (“Indoamérica”, de V.R.H.T p.219).
Haya de la Torre


Transformador social, ideólogo, estadista de indiscutibles meritos, de profundas convicciones democráticas, político de singulares virtudes, escritor fecundo, ha sido considerado por sus biógrafos y estudiosos de su pensamiento, como apóstol de la Unidad Continental y de las luchas por la justicia social.
Haya de la Torre comprendió, como el que mas, el pensamiento bolivariano, tomo conciencia de sus proyecciones, analizo el proceso de las frustraciones de los proyectos unionistas, y retomó las banderas de la Unidad Continental, adecuando la concepción a los nuevos tiempos y se consagra como abanderado de la unificación de nuestras repúblicas, poniendo en riesgo su libertad y su vida hasta el ultimo día de su fecunda existencia. Sabido es que por enarbolar las banderas de la unidad Continental, así como por luchar por la libertad y la justicia de nuestros pueblos, este ínclito indoamericano sufrió persecuciones, expatriaciones y hasta se le pretendió despojar de la ciudadanía peruana.
Siendo líder estudiantil, defensor y promotor de la Reforma Universitaria iniciada en Córdova (Argentina), visitó las repúblicas latinoamericanas, llevando un mensaje unionista que las juventudes y los pueblos visitados comprendieron y aplaudieron.
En su primer destierro, Haya fundo la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), el 7 de mayo de 1924. En esa fecha al entregar la bandera indoamericana a la juventud, expresa, entre otras cosas lo siguiente:
“No solo queremos a nuestra América unida justa. Sabemos que nuestro destino como raza, como grupo social, no puede fraccionarse. Formamos un gran pueblo, significamos un gran problema, constituimos una basta esperanza”: (Libro Rojo de Haya de la Torre, p.303).
Desde las catacumbas de la residencia en su condición de perseguido político, en mensaje a los desterrados apristas, insiste en la urgencia de luchar por la unificación de nuestras repúblicas. Dice: “…o se unen nuestras patrias en una gran fraternidad anfictiónica que haga de Indoamérica el verdadero hogar de la verdadera justicia y de la libertad integral o pereceremos bajo el yugo esclavizante de la barbarie organizada” (ob.c.p.306).
No se puede negar que Haya de la Torre quien por primera vez en América incorpora el programa integral de un movimiento político el fundamental punto de la unificación de las repúblicas latinoamericanas. Y, en 1931, el Partido aprista Peruano que el fundo y jefatuó hasta su muerte, incorporó en su primer Congreso Nacional, en su formula programática, el punto de luchar por la Unidad Continental”. Es más, ya en persecución o en el destierro, como escritor y periodista publico en los más importantes periódicos de América, enjundiosos artículos insistiendo en la importancia de la inaplazable organización de nuestros países en grupos regionales como pasos previos a la anhelada Unidad Continental. En uno de estos artículos, de Agosto de 1958, Haya de la Torre, anota: “Es necesaria la reunión de sucesivas conferencias latino o indoamericana, con el fin de estudiar problemas perentorios. El examen de la producción concurrente, la expansión coordinada de mercados, el intercambio compensado de productos, la organización intercontinental de transportes, la revisión de barreras aduaneras, la creación de un banco Latino o Indoamericanas de Reserva y Fomento, y el estudio de una moneda Continental que ponga termino a la lucha desigual de 17 o 18 tipos monetarios diferentes con el dólar o la libra, serian, entre otras, las tareas a realizar en estas conferencias”. (Indoamérica, de V.R.H.T. p118).
El mundo marcha indetenible hacia la organización de bloques regionales, marcha hacia la continentalización. Nuestra América no puede ni debe marginarse. Esto nos hace pensar en el fortalecimiento de nuestros organismos regionales que agrupan nuestros países, y en la futura Unidad Continental que formará como lo anunciaron nuestros próceres, como lo pensaron Bolívar y Haya de la Torre, la gran Nación de América Latina. Así tendrá que ser, la gran nación soñada con una extensión geográfica de veinte millones de kilómetros cuadrados con una población de más de 6oo millones de habitantes, cuando Estados Unidos de Norteamérica y Canadá solo tendrán 3oo millones, según estadísticas confiables.
Todo hace pensar que el presente siglo, el pensamiento de bolívar y Haya de la Torre flamearan triunfalmente.
Secretario General de la Célula Aprista Víctor Raúl Haya de la Torre, de Madrid y Presidente de EL SÓLIDO NORTE, asociación cultural, no excluyente.