domingo, 17 de marzo de 2013

Víctor Raúl Haya de la Torre, tan combatido injustamente

   La vida de Víctor Raúl Haya de la Torre estuvo signada por frenéticas adhesiones de sus seguidores y admiradores, al mismo tiempo que por brutales y sangrientos ataques de sus detractores. De allí que sus biógrafos más connotados, como el historiador colombiano Germán Arcinegas, hermano de lucha e ideales, y su compañero de partido Felipe Cossío del Pomar, hablaran de su existencia, de sus sueños y esperanzas; como “Una vida sin tregua”, por cuyos ideales millares de compañeros murieron con el brazo izquierdo en alto, en reafirmación de su fe aprista. Era como dijo su gran amigo y compañero de luchas juveniles; el ex Presidente de Costa Rica José Figueres Ferrer, “Haya de la Torre fue el hombre que nos enseñó a pensar en dimensión continental”.

   Calumniado, insultado, aborrecido y vilipendiado por las fuerzas represivas de su país, siempre estuvo dispuesto a perdonar y a la reconciliación, en aras de hacer un frente común para conquistar y afirmar la democracia, por el ejercicio irrestricto de la soberanía popular y la vigencia de garantías constitucionales que regularan y estimularan el desarrollo económico, social y político. De allí el lema de su partido: “Pan, Paz y Libertad” y su exigencia de “Ni pan sin Libertad, ni Libertad sin Pan”.
Injustamente fue combatido por la derecha más recalcitrante, la oligarquía, los agentes del imperialismo, del capitalismo transnacional neocolonialista, del FMI y del Banco Mundial. Ese odio antiaprista se manifestó siempre, y durante los regímenes de turno

   Esto ocurrió en 1969 cuando Haya de la Torre se encontraba en París:
   Eran pasadas las dos de la madrugada en Roma cuando sonó mi teléfono, por un instante pensé que me llamaban de México, de Estados Unidos o de Latinoamérica. Casi siempre a esa hora recibía llamadas  relacionadas con mis corresponsalías periodísticas
-Buenos días, soy Mr. Hackett de la Agencia Reuters, por favor deseo hablar con el señor Ricardo Ñique.
-Ricardo: Sí, a sus órdenes, dígame, ¿qué desea señor?
- Hackett: Sabemos que usted es el secretario personal del Dr. Haya de la Torre, pues hace unas horas nos informaron que don Víctor Raúl, ha sido internado de urgencia en una clínica a consecuencia de un derrame cerebral, ¿podría confirmarlo o darnos mayores informaciones?
-Ricardo: Mire, señor Hakett, hace unos minutos hablé por teléfono con él, y está muy bien de salud, por lo tanto esa noticia es falsa. Le diré algo más, Don Víctor Raúl Haya de la Torre vendrá a Italia la próxima semana, y estamos deseando reunirnos con él.
-Hackett: Le agradezco su información, pero nos gustaría hablar con el dr. Haya de la Torre ¿es posible?, ¿podría precisarnos donde se encuentra?
-Ricardo: Claro, el dr. Haya de la Torre se aloja en el Hotel Carlton´s. Boulevard de  Rochechpuart 55- Paris Ixe, puede decirle que habló conmigo, que va de mi parte.
-Hackett: Gracias, muchas gracias señor Nique.
- A eso de las cuatro de la mañana volvió a llamar Mr. Hackkett, y me pidió disculpas por la hora avanzada. Yo, intuí que algo bueno quería  comunicarme
-Hackett: Le felicito sr. Nique, nuestro corresponsal en Paris acaba de entrevistar al dr. Haya de la Torre y nos confirma su buen estado de salud y lucidez extraordinaria. Ha sido un encuentro muy provechoso, ambos hablaron de la situación política, del Perú y de América Latina. Gracias, una vez más señor Nique, por su colaboración y no dude visitarnos, estoy a sus órdenes. Soy redactor jefe de la Agencia Reuters, aquí en Roma.
-Ricardo: Menos mal, dije y respiré tranquilo, por fin todo se había revelado tal como imaginaba. En verdad, tenía su última carta recibida dos días antes. En su misiva Víctor Raúl me comunicaba su deseo de viajar a Roma. Escríbeme, si tienes noticias recientes del Perú, es muy importante reunirse con los compatriotas de Italia para pedir que se celebren elecciones ya, esas eran sus recomendaciones.
-Pero a las seis de la mañana me llamó Joaquín Roca Rey, escultor y cónsul del Perú, cargo de favor que desempeñó durante muchos años.
Soy Joaquín Roca Rey, discúlpame Ricardo que te llame tan temprano, pues siento mucho lo que le ha pasado a Víctor Raúl, seguramente ya estás enterado.
-Ricardo: No se de que me hablas, le contesté, Haya de la Torre está bien y hace poco he conversado con él por teléfono También la agencia Reuters lo ha entrevistado, y ha confirmado que está preparando su viaje a Roma.
Roca Rey se quedó de una pieza, sin saber que decir, se despidió, y me manifestó que se alegraba mucho que nada grave le haya pasado. Claro, la embajada estaba al tanto de esa patraña, procedente de Lima, y no tuvo repercusión porque fue bloqueada a tiempo.

Cuando Víctor Raúl llegó a Roma le conté detalladamente todo, le pedí  disculpas por precipitarme a desmentir la noticia, y sonriendo me dijo: podía haber pasado, ¿no? Las cosas pueden ocurrir cuando uno menos se lo espera, nadie tiene la vida asegurada.
Pero, como reza el dicho popular: “Sí tus enemigos desean tu muerte, te alargan la vida”